martes, 15 de febrero de 2011

LOS MATRIMONIOS ARREGLADOS

Por Gaby Mamani

El matrimonio en las provincias se acuerda de diferente manera que en las ciudades. Los padres de familia tienen la potestad de decidir sobre cómo, con quién y cuándo se casarán sus hijos y sus hijas. Los matrimonios son arreglados entre familias; a veces los novios no llegan a conocerse hasta el día en que se casan. Uno no tiene derecho a elegir a su pareja ni a enamorar con quien quiere formar una familia, como se acostumbra en la ciudad. Los padres se fijan más en la parte material al escoger una pareja para su hijo o hija; no eligen a cualquier persona.

En el caso de las mujeres, buscan un hombre trabajador, fuerte, que tenga terrenos grandes y mejor si tiene ganado. En el caso de los hombres, buscan a mujeres gorditas, para que puedan trabajar de igual a igual junto a su marido, deben saber cocinar, tejer y hacer todas las labores de la casa. Si no fuese así, los padres del hombre te rechazan, pues dicen que quien no sabe hacer todas esas cosas, no sirve como mujer. Pero además igual la mujer debe tener ganado y terrenos para juntar con lo del futuro marido y así tener un patrimonio.

Si hacemos una comparación con la ciudad, podemos darnos cuenta de las grandes diferencias que existen. Los jóvenes citadinos enamoran mucho tiempo para formar una familia, a veces están 3, 4 años o más como novios, y a veces ni así llegan a casarse; en muchos casos, a pesar de tener bastante tiempo como enamorados, las familias no se conocen entre sí.

Pero algunos emigrantes del campo siguen practicando costumbres como la del matrimonio arreglado, sobre todo he sabido de eso en casos de familias que residen en las laderas.

Esta forma de arreglar los matrimonios forma parte de los usos y costumbres que son desventajosas para las mujeres. Las mujeres primero estamos sometidas por nuestros padres y luego por nuestros maridos; por eso, muchas veces, las jóvenes de 15,16 hasta18 años deciden escapar del campo y se van a la ciudad, para no ser sometidas a la decisión de sus padres. Pero también hay chicos que huyen de sus casas cuando los quieren obligar a casarse. Si estas personas encuentran en la ciudad una pareja con quien quieran compartir sus vidas, los padres no los aceptan por el simple hecho de no haber sido elegidos por ellos.

Ya en la vida matrimonial pueden ocurrir muchas cosas, porque siendo un casamiento arreglado, la pareja no se conoce y la falta de comunicación es un problema. Ahí empiezan las peleas y los abusos, y generalmente la mujer es la que tiene que estar sometida al hombre. Ellas creen que deben aguantar hasta golpes, porque así como nos enseñan nuestros papás y nuestras mamás; si nos separamos y quedamos como mamás solteras, la gente nos juzga como si fuera algo malo.

Aunque yo me crié en el campo, creo que los matrimonios arreglados no deben existir; cada persona debe tener la libertad de elegir a su pareja de vida. En el campo los padres piensan que nos están haciendo un bien, pero imponerte un matrimonio va en contra de cada una. Escoger cómo vivir y con quién, es un derecho que todas y todos tenemos; los tiempos han cambiado y algunas costumbres buenas se mantienen, pero otras, como este tipo de arreglos, deberían terminarse.

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