Por
Yola Mamani
Ayer domingo 10 de mayo se celebró el día del periodista y el
3 de mayo se recordó el “día mundial de la libertad de prensa”, que es una de
las libertades que más contribuye a las sociedades, pero que también puede
ocasionar mucho daños. Seguramente muchas personas tienen una mala opinión del
trabajo periodístico y tienen razón, pero en compensación tenemos periodistas
comprometidos que realizan denuncias a pesar de las amenazas y la presión. De
no ser
por ellos y ellas no hubiéramos sabido, por ejemplo, de la corrupción en
el Fondo Indígena, entre muchos otros casos.
Pero ahora vamos a hablar de las dificultades que existen
para ejercer la libertad de prensa, en especial para mujeres como nosotras, las
trabajadoras asalariadas del hogar, que no somos periodistas, pero sabemos
hacer noticias.
Primero definamos ¿qué es la libertad prensa? Según la Ley de
Imprenta, la Libertad de Prensa es la facultad de las y los periodistas, y
también de los medios de comunicación, para acceder a toda información de
interés público, con el propósito de difundirla entre la población. La ley dice
que textualmente que “fomentar la libertad de prensa en el mundo al reconocer
una prensa libre, pluralista e independiente es un componente esencial de toda
sociedad democrática”.
Esto se enlaza con un derecho más amplio, el derecho a la
información, que es considerado como la facultad que tiene todo ser humano, y
no sólo un periodista para acceder, investigar y recibir información. El
derecho a la información, ¡que tiene que ser verdadera!, es importante para
todo ser humano, en la medida en que toda información recibida influye en la
toma de decisiones personales y sociales.
Sin embargo, en nombre de libertad de prensa no podemos
atropellar a la gente, es decir no podemos ni debemos encajarle el micrófono o
una cámara a las personas cuando, por ejemplo, están descansando, están
enfermitas o tristes o de mal humor. Todas las personas nos merecemos respeto y
algunas no podemos abusar de nuestra condición de periodista.
Al mismo tiempo es importante que sepan que en nuestro país
hay obstáculos para el ejercicio de la libertad de prensa y peor si eres mujer,
si eres joven y si eres chola. Por ejemplo,
son muy frecuentes el acoso sexual y la discriminación.
Cuando buscamos
información en las oficinas del gobierno y cuestionas cuando te entregan
propaganda en lugar de responder nuestras preguntas, los funcionarios se van
por la tangente o bien te empiezan a coquetear. Te dicen, por ejemplo, cómo una
mujer tan bonita va estar renegando o te dicen no hermana no seas pesimista,
cuando yo estoy cuestionando como sector de las trabajadoras del hogar y además
a partir de mi propia vivencia que no es un invento.
Cada vez es más difícil que te den información, porque solo
una persona puede hacerlo y ese es otro obstáculo. Te piden que envíes una nota
pidiendo la entrevista ¡¡un mes o 15 días antes!!! Y encima te piden el
cuestionario para prepararse, y seguramente cuando no les gustan las preguntas
o el tema, no te responden. Por ejemplo, a principios del mes de abril enviamos
una nota solicitando una entrevista al Viceministro de Medicina Tradicional e
Intercultural para hablar sobre las parteras; ha pasado más de un mes y
seguimos sin respuesta. A los 15 días fui enojada a exigir la respuesta y la secretarias me
contestó que yo no era la única que quería hablar con el Vice y que había
solicitudes de hace más de dos meses. Hace unos días la ministra de
Comunicación Marianela Paco dijo que en Bolivia hay exceso de libertad de
prensa. Parece que la ministra, que hizo periodismo antes de afiliarse a un
partido como es el MAS, no está enterada de la infinidad de trabas que hay para obtener
la información.
Y en muchas oficinas creen que porque somos trabajadoras del
hogar solo vamos a replicar la propaganda que nos quieren dar. Por eso repito que
las trabajadoras del hogar que llevamos adelante este programa no somos
periodistas, pero hacemos noticias y somos pues mujeres libres que
reflexionamos, que cuestionamos y que no nos callamos.
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