jueves, 28 de febrero de 2013

EL PUEBLO DE HUARICANA BAJO


Por Victoria Mamani

Huaricana es una comunidad que se encuentra a dos horas de la ciudad de La Paz, al sureste, y pertenece a la jurisdicción del municipio de Mecapaca. Las movilidades salen cada media hora de la zona San Pedro en la calle Boquerón. Si les interesa conocerlo, es un lugar muy lindo con un clima agradable.

Es una zona productora de flores como gladiolos, claveles, margaritas y otras variedades que adornan nuestras mesas, y también de hortalizas, choclos, papas; es decir que provee alimentos a la ciudad, así como ricas frutas: duraznos, ciruelos, peras, entre otras. También producen plátanos, papaya, uvas, naranjas y mandarinas, pero para el autoconsumo.

A pesar de toda la riqueza agrícola de las tierras de Huaricana, la zona no tiene agua de riego permanente, lo cual empeora durante el invierno. Sin embargo, las y los productores hacen lo posible para cultivar y cosechar tres veces al año. El agua potable llegó hace poco a la comunidad, pero en poca cantidad; hay momentos en que el agua se acaba o se corta el suministro y tienen que abastecerse de los pozos.

El camino es otro de los problemas de la comunidad. Lamentablemente, el tramo a partir de Valencia, pasando por Carreras hasta llegar a Huaricana, es de tierra y en época de lluvia se llena de lodo resbaladizo. En cambio, en el invierno la polvareda es insoportable. Además, el camino es de una sola vía y los buses y minibuses tienen que tocar bocina en cada curva para no chocarse con el que viene en sentido contrario. Se pueden imaginar que esto es un peligro para todos los transportistas y los pasajeros y pasajeras, sobre todo porque circulan con mucha carga. No hay cuando mejoren la vía, así nos decían las y los habitantes de esta zona, aunque el alcalde tiene un proyecto. El problema es que no hay cuándo lo ejecute.

Esto no sólo ocurre en Huaricana, sino en todas las comunidades productoras y proveedoras de los alimentos que consumimos en las ciudades, mientras el gobierno se afana en hacer carreteras para destruir la fauna y flora de nuestro país, como en el TIPNIS.

Les aconsejo que vayan a visitar estas regiones productoras, no sólo para salir de rutina diaria, sino también para valorar el esfuerzo de nuestros y nuestras productoras que nos dan el alimento de cada día.

martes, 26 de febrero de 2013

EL PALACIO


Por  Yola Mamani

El Palacio de Gobierno nos llama la atención, por la infraestructura, por las banderas grandes y por los guardias que están vigilando la puerta día y noche. Cuando yo era pequeña, cada que pasaba por la Plaza Murillo, siempre recordaba lo que mi abuelo y mi papá me contaban sobre cómo antes la gente indígena no tenía ingreso a la Plaza Murillo; si alguien se atrevía a entrar le disparaban sin miedo. Eso me decía mi abuelo.

Más grande, cada que pasaba por el también llamado Kilómetro Cero, tenía mucha curiosidad y ganas de entrar al Palacio de Gobierno, para saber qué había dentro de esa Casona  que la está resguardada día y noche.
Y al mismo tiempo no lograba entender la historia que me contaron mis padres. Entonces yo le seguía  preguntado a mi tía, quien siempre solía llevarme a la plaza murillo, ¿quiénes pueden entrar al Palacio?  Y ella me indicaba: solo entran las personas muy importantes y sabios. Nunca más volví a preguntar, porque  yo veía muy difícil y muy lejano mi deseo de entrar al Palacio; además había llegado a la conclusión que yo no tenía derecho de entrar a ese espacio, porque no era importante, así como me habían dicho mi papa y mi abuelo que nosotros los campesinos y campesinas no teníamos derecho de entrar a la plaza murillo menos al palacio. 

Después, con el pasar del tiempo, comprendí que no era tanto así como me contaron mis padres.
Les he contado todo esto para que se den cuenta cómo me sentí  cuando ingrese por primera vez al Palacio, para recibir mí certificado del Sistema de Certificación, que supuestamente reconoce el trabajo asalariado del hogar como una profesión.

Esa primera vez no me di cuenta ni de cómo entré y cómo salí del lugar, porque me quede admirada de tanto protocolo, y por la presencia de las cámaras y de los medios de comunicación que estaban con sus cables por todos los lados, hasta me daba mucho miedo de tropezar con los cables.

La segunda vez que entre fue para la ratificación del Convenio 189 de la OIT. Pero entonces, ya no tenía  ganas de entrar y además me daba mucha rabia que los guardias que revisen las carteras, y encima nos decían donde teníamos que sentarnos; claro las primeras filas estaban reservadas para las personas  importantes, y seguro ustedes se preguntan quiénes eran las personas importante? Pues les cuento que eran las dirigentas de las Bartolinas, de la Organización de Mujeres Cuentapropistas, de la CESUTCEB, y otras mujeres que nunca han estado junto a nosotras en nuestras luchas. Pero ese día sí estaban presentes agarrando grandes carteles que decía convenio 189 de OIT. Y todo el rato sonreían ante las cámaras mostrando los carteles, además nos decían qué bien hermanas.

Mientras mis compañeras estaban tan contentas por estar junto al Presidente Evo y a otras autoridades del Estado Plurinacional. En especial las compañeras que venían de otros departamentos, no lo podían creer que estaban en el Palacio y se sacaban fotos una y otra vez. Eso era el año pasado cuando me invitaron a presenciar la ratificación del convenio 198.

Entonces mis sentimientos eran diferentes, porque un año antes, el 2011 había participado de la Octava Marcha de los Pueblos Indígenas de Tierras Bajas. Y el Presidente no les permitió ingresar a la Plaza Murillo a los y las hermanas que demandaban respeto a sus Territorios y a sus culturas; estaban ahí en defensa del Parque Nacional Isiboro Secure, el Tipnis. Participé porque yo, como mujer aymara, me sentía identificada con sus luchas porque su demanda es legítima, aunque nuestras autoridades se han dedicado a desprestigiarla.

La mayoría de la gente del área rural y de los países vecinos como Perú, Chile, siempre piensan que es fácil entrar donde el Presidente, sin hacer tantos trámites, porque los medios siempre muestras la presencia de los pueblos indígenas dentro del Palacio. Eso me dicen las compañeras trabajadoras del hogar que nos siguen desde el otro lado de la radio.

Sí, claro, hay libre ingreso, pero solo para organizaciones afines al gobierno del MAS. Los y las que cuestionamos y no nos dejamos cooptar por el partido de gobierno políticos no tenemos derecho de expresar nuestros pensamientos libremente y ahora nuestras autoridades se han adueñado de la Plaza Murillo a donde antes tal vez podía ir a protestar o exigir el cumplimiento de las leyes. Ahora ya no se puede entrar, apenas que se enteran de que hay alguna manifestación, las cuatro esquinas de la plaza se cierran. Pero quienes van a felicitar  al presidente son bienvenidos. Por eso digo que el Palacio es un lugar de gente hipócrita, y sigue siendo un espacio de poder manipulado por un partido político, como siempre lo ha sido. Y yo no logro entender cómo es que de niña mi deseo era entrar para saber qué  es lo que había adentro; claro, mi deseo era saber, pero ahora que sé lo que hay dentro, no quiero ni saber del Palacio, a pesar de que estamos en tiempos de cambio. Porque, para que lo sepan, ahí están la gente doble cara y oportunista.

viernes, 22 de febrero de 2013

LA LENGUA MATERNA


Por Victoria Mamani

Ayer 21 de febrero se recuerdo el día de la lengua materna, que fue instituido el año 2000 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, la UNESCO, con el objetivo de promover la diversidad cultural y el multilingüismo. Se recuerda este día en conmemoración del movimiento por la lengua bengalí, que en 1952 reclamaba al gobierno de Pakistán el derecho lingüístico de oficialización de este idioma.

En Bolivia, la Constitución Política del Estado Plurinacional, en su artículo 5, parágrafo 1, dice: son idiomas oficiales del Estado, el castellano y todos los idiomas de las naciones y pueblo indígena originario y campesino. Este artículo detalla 37 idiomas nativos.

El parágrafo 2 de este mismo artículo dice que es obligatorio utilizar al menos dos idiomas oficiales. Uno de ellos debe ser el castellano, y el otro se decidirá́ tomando en cuenta el uso, la conveniencia, las circunstancias, las necesidades y preferencias de la población en su totalidad o del territorio en cuestión. Los demás gobiernos autónomos deben utilizar los idiomas propios de su territorio, y uno de ellos debe ser el castellano.
Así mismo la nueva ley de Educación Avelino Siñani -Elizardo Pérez, en el artículo 1, numeral 6, dice que la educación es intracultural, intercultural y plurilingüe en todo el sistema educativo.

Además establece que la educación debe iniciarse en la lengua materna y su uso es una necesidad en todos los aspectos de su formación por la diversidad lingüística existente en el Estado Plurinacional y por constituirse en un instrumento de comunicación, desarrollo y productivo de saberes y conocimientos en el sistema educativo.

Si bien las leyes definen una educación plurilingüe, en la actualidad esto no sucede en las unidades educativas. La educación sigue siendo bilingüe, es decir que se privilegia el castellano y el inglés. El aymara está presente sobre todo en los colegios privados y de convenio. Esto pasa porque en la malla curricula escolar las lenguas originarias no están insertas como materia, por lo tanto los profesores de esta materia, como yo, no podemos conseguir trabajo en nuestra área. Hablo de este tema, porque sé lo que está ocurriendo.

El año 2006, la Escuela Superior de Formación de Maestros de la ciudad de La Paz sacó una convocatoria para la especialidad Aymara. Más de 200 estudiantes aprobamos el examen y yo fui con el sueño de enseñar en las unidades educativas mi lengua materna que es el aymara.

Nos graduamos con mucha expectativa y resulta que no hay ítems en el magisterio para esa especialidad, por lo tanto no hay compulsa y hasta el día de hoy lamentablemente parecería que nos formamos en vano.
Las autoridades del Ministerio de Educación y de la normal se tiran las pelotita y se culpan entre ellas. Lo cierto es que la convocatoria para esta especialidad  fue una medida política.

Ahora, para tapar sus errores, el Ministerio de Educación ha sacado una resolución autorizando a las Direcciones Distritales Departamentales de Educación y Dirección Distritales Educativas, habilitar en las compulsas a las y los egresados del área de Comunicación y Lenguajes con la Especialidad del Idioma Nativo: Aymara de la “Simon Bolivar” y de la Escuela Superior de Formación de Maestros Tecnológico Humanístico de El Alto, para el ejercicio de la función docente en la especialidad de lenguaje y literatura en educación primaria comunitaria vocacional, y Educación Secundaria Comunitaria Productiva.

Esto confirma que la incorporación del artículo 5 en la Constitución fue sólo una medida demagógica y nos muestra también que la promulgación de leyes no garantiza nada. En realidad no existe voluntad política para que la utilización de los idiomas sea una reivindicación política. Y menos todavía para salvar esa riqueza cultural que es cada una de nuestras lenguas. Por ejemplo, el pacawara, que es una de los idiomas mencionados en la constitución, prácticamente ha desaparecido, porque las y los integrantes de este pueblo no pasan de las 10 personas. A las autoridades no les interesa además que 200 personas hayamos estudiado tres años para especializarnos en la enseñanza de nuestra lengua materna.

Así como estamos, nunca van ser valoradas nuestras lenguas maternas, porque no hay una política para recuperar y revalorar la cultura. Eso de decir que somos pluricultural y plurilingüe es mentira.

Además, las leyes siguen siendo discriminatorias, porque cuando se dice que la educación debe ser en la lengua materna, esto nos puede hacer entender que las lenguas originarias e indígenas, sólo se debe enseñar en el área rural y en las ciudades castellano, porque la primera lengua de los niños y niñas de la ciudades es el castellano.
Sin embargo a pesar de ese reconocimiento, la educación que se imparte en el área rural sigue siendo en castellano y esto obstaculiza la sobrevivencia de estas lenguas.

Por eso ahora muchos niños y niñas que hablan su lengua materna, solo pueden hacerlo en sus casas, cuando están con sus familias, porque en la escuela no tienen con quién hacerlo.

Además, muchos y muchas jóvenes evitan hablar el idioma de sus padres y madres, porque aún les avergüenzan que los demás se enteren que entienden y hablan el aymara.

Quiero decirle al pueblo entero que aprender una lengua originaria o extranjera es importante, porque así podemos valorar nuestras culturas y saberes, porque podemos comunicarnos unos a otros, unas a otras. Si todo el mundo hablara la misma lengua nos podríamos entender mejor. Pero en nuestra realidad vemos que solo hay discursos y que poco a poco nuestra diversidad cultural va desapareciendo. Al final, todas y todos perdemos.

jueves, 21 de febrero de 2013

ACCIDENTES CARRETEROS


Por Yola Mamani

Durante el mes de enero de este año hubo varios accidentes que provocaron la muerte de casi 100 personas, el número de heridos llegó a más de 300.

Este hecho alarma a cualquiera, pues que sucedan tantos accidentes en tan poco tiempo nos muestra que hay fallas muy graves tanto de parte de conductores, como también de quienes tienen que garantizar la seguridad de los viajantes, es decir la policía caminera y la ABC.

Los conductores de las grandes empresas de transporte interdepartamental tienen bajo su responsabilidad la vida de centenares de personas y no puede creerse que por imprudencia e irresponsabilidad pongan en riesgo la integridad de los pasajeros.

Una gran parte de los accidentes que hasta ahora se dieron fue por fallas humanas. A veces los choferes se duermen en el camino o consumen bebidas alcohólicas, lo cual está prohibido sin control alguno. Las empresas de transporte tienen la obligación de verificar que tanto los conductores como los buses estén en buenas condiciones para prestar sus servicios; pero, por el contrario, lo único que les interesa es generar ingresos económicos. El trayecto interdepartamental más corto partiendo desde La Paz es hacia Oruro, sólo son unas tres horas de viaje y posiblemente los conductores tengan que hacer este recorrido varias veces en un día, aunque con tres veces ya estarían superando la jornada de las 8 horas. ¿Pero qué pasa con los tramos más largos? Por ejemplo a Santa Cruz son casi 17 horas de viaje, en este caso los choferes deben ir acompañados por una persona que les releve en el camino, esta o es una norma que muchas veces no se ha cumplido, pero a los empresarios no les interesa, es más, exigen que el chofer haga otro viaje ni bien llegado a su destino. ¿Esto es brindar seguridad al usuario? 

Es importante mencionar que también se comprobó que algunos conductores manejan en estado de ebriedad y esto no tiene justificativo alguno. Pero por otro lado en una ocasión un transportista me contó que ellos toman alcohol para no quedarse dormidos en el trayecto, también mascan coca, pues casi no descansan, hacen un viaje tras otro.

Después de tantos accidentes, ya no hay confianza de subirse a un bus inter departamental o interprovincial, ni siquiera a los que viajan hacia las provincias, los pasajeros tenemos que ir con el corazón en la mano.

Tampoco quiero echarles toda la culpa a los transportistas, como ya dije, la policía caminera debe hacer un control estricto, pero no solo en época de fiesta, sino todo el año. La ABC también tiene gran responsabilidad, ya que está en la obligación de mantener las carreteras en condiciones óptimas, pero a quienes viajamos constantemente seguido nos consta que los baches están a cada metro.

A finales de enero el gobierno supuestamente implemento un sistema de monitoreo para evitar accidentes, con los GPS se podría saber a qué velocidad van los buses y su ubicación, pero resulta ser que los transportistas desconocen este sistema y no saben cómo ni cuándo les instalarán estos dispositivos, pues casi ningún bus lo tiene hasta el momento.

Nosotras esperamos que esta imposición de usar los GPS no sea una distracción momentánea creada por el gobierno, solo para apaciguar la preocupación de los pasajeros. Creemos que todos los días del año debe haber control en las carreteras para disminuir la cantidad de accidentes y por ende las pérdidas trágicas de vidas humanas que pueden evitarse con prudencia y responsabilidad.