martes, 28 de abril de 2015

RESPONSABLES SIN QUERER



Por Yola Mamani

Las trabajadoras asalariadas del hogar somos responsables de múltiples tareas en las casas donde prestamos nuestros servicios. A veces no nos alcanza el tiempo, pero algunos o algunas jefas nos recargan con responsabilidades que nos imponen sin preguntarnos o avisarnos.

Una de ellas es por ejemplo el cuidado de animalitos. Aunque a nosotras nos parezcan lindos y nos den cariño, 
también demandan nuestra atención y tiempo, además de una gran responsabilidad, por ello quienes nos contratan, deberían informarnos que tendremos que cumplir con esa tarea.

Si alguien adopta o compra perros, gatos, loros, hámster u otra mascota, ya sea para su compañía o para la de sus hijos e hijas con la consigna de que aprendan a ser responsables con los seres vivos, deberían asumir su responsabilidad, porque en realidad lo que al final pasa es que la trabajadora del hogar es quien se hace cargo de todos los cuidados.

Por ejemplo, los hijos de mis ex empleadores adoptaron un hámster, pero ni siquiera sabían que se le daba de comer y mucho menos sabían de otros cuidados. Yo como trabajadora del hogar tampoco conocía mucho, solo que esos animalitos son de  lugares cálidos, entonces tuvieron que preguntar al veterinario. Los y las empleadoras siempre tratan de cumplir con el capricho de sus hijos e hijas, sin importar que el bienestar de un ser vivo este de por medio, porque ellos también sienten hambre, sed y dolor.

Por eso nosotras somos quienes siempre estamos en la calle haciéndole pasear al perrito, porque la mayoría de las familias cría uno, les llevamos a la peluquería, al veterinario, les bañamos, cepillamos, alimentamos, prácticamente las mujeres trabajadoras del hogar estamos día y noche cuidando a la mascota.

No habría ninguna queja si los empleadores y empleadoras nos dirían el momento de realizar el contrato que tendremos que hacer toda esa lista de cosas, porque además de cumplir con las tareas del hogar, hacemos todo ello. En muchos casos adoptan o compran a la mascota luego de hacer el contrato laboral con la trabajadora del hogar y no le avisan ni consultan si podrá cargar con todo ese trabajo.

Una gran parte de nuestros jefes siempre quieren mantenernos ocupadas, no nos quieren ver ni un segundo sentadas descansando por estar todo el día de pie, de arriba para abajo, tampoco respetan nuestra hora de almuerzo. Existe acoso laboral, porque están todo el tiempo detrás de nosotras vigilando todo lo que hacemos, desconfiando de nosotras, como si no hiciéramos nada.

Lo más común es que los primeros días de la adopción, suelen ser responsables, le dan de comer dos días, le sacan a pasear y luego se olvidan. Pero cuando una reclama, el o la jefa responden: no hay que cocinar aparte para el perro, como si darle de comer fuera suficiente y no tendría otras necesidades, y tampoco ellos le sobran comida, sino que somos nosotras las que le tenemos que dar de nuestro plato.

Solo queremos que los y las empleadoras asuman su responsabilidad con los animales que viven con ellos y ellas; o que  no nos engañen y sean sinceros, que desde antes de darnos el trabajo nos detallen las responsabilidades que tendremos, así nosotras podremos decidir si aceptar o no.

martes, 21 de abril de 2015

LOS TRANSGÉNICOS, UN MONSTRUO EN LA ECONOMÍA



Por María Pacosillo
 
La mayor parte del tiempo no somos conscientes del tipo de alimentos que consumimos. Si vamos al mercado compramos lo que se vea más sabroso.

Algunos productores de nuestro país en el área rural utilizan abono natural como el guano o bosta de algunos animales como la vaca y oveja. Por eso todavía tenemos la dicha de disfrutar de productos orgánicos. Pero hay gente que no aprecia el valor nutricional de estos alimentos. Muchos y muchas rechazan lo que se produce en nuestro territorio porque no reúnen las condiciones que ellos y ellas buscan, por ejemplo la apariencia de la fruta de una publicidad en televisión, por el contrario, algunos de los frutos que dan en nuestra tierra son pequeños y duros, pero son mucho más sanos.

Preferimos alimentos que tengan buena apariencia, que se vean frescos y de buen color, pero no sabemos que muchas veces es gracias a la manipulación genética, de la que no se sabe sobre las consecuencias de su consumo en nuestros cuerpos.
Preocupantemente, los productos transgénicos invaden nuestros mercados también en enlatados, cereales, golosinas, harina e incluso productos lácteos, una ya no sabe que se puede comer con la seguridad de que no dañen su salud.

Toda la gente debe pensar en un futuro en el que pueda alimentarse sanamente, en el que sus hijos e hijas también lo puedan hacer. Por eso, como habitantes de este país, en el que todavía no se producen transgénicos abiertamente, por lo menos de alimentos básicos de nuestra dieta; debe oponerse a que grandes empresarios de la agroindustria, quienes son los únicos beneficiarios de este tipo de producción, logren su objetivo de ampliar el uso de transgénicos a otros alimentos. 

Los medios de comunicación también son cómplices de toda esta cadena, pues con la publicidad incitan a consumir todo tipo de productos muy dañinos para nuestra salud.

Estamos seguras de que lo único que vale para estas grandes empresas que ponen esos productos en los mercados, es llenarse los bolsillos de dinero, sin importarles el bienestar de los consumidores y consumidoras. 

Actualmente el gobierno poco o nada hace para evitar la internación de estos productos en nuestro país y tampoco hay una negativa rotunda para la producción de los mismos. Lo único que podemos hacer todos y todas es informarnos al respecto y negarnos a cualquier imposición.  

lunes, 13 de abril de 2015

DÍA DEL NIÑO, NIÑA Y ADOLESCENTE



Por Martha Huallpa


Cada 12 de abril se celebra el día de la niña y niño boliviano, es una fecha para reafirmar los derechos de los niños y niñas de todo el mundo, aunque los demás días se los olvida.

Las y los pequeños son el futuro de nuestro país, por eso tenemos que valorarles y no maltratarles, por el contrario, deberíamos protegerles y cuidar de su salud, alimentación y educación.

En la ciudad la mayoría de los niños y niñas son agasajados en horas cívicas, las clases se interrumpen pues hay baile, música y golosinas para hacer sentir especiales a los y las pequeñas. En esta fecha algunas instituciones tratan  de difundir entre niños y niñas información sobre sus derechos y obligaciones, por ejemplo diferentes oenegés y la policía, pero el resto del tiempo hay muy poca difusión al respecto y hay un olvido notorio de la situaciones difíciles por las que un niño o niña muchas veces tienen que atravesar, por ejemplo cuando se ven obligados u obligadas a trabajar.

En el campo es muy diferente, allí no festejan como en el área urbana. La situación económica de las familias no permite que los niños y niñas tengan un día de festejo. Los padres y madres salen a trabajar la chacra y los niños y niñas tienen que levantarse temprano para ir a la escuela, porque generalmente viven lejos del pueblo, donde se construyen los centros educativos. Muchos niños y niñas también deben ayudar a sus familias, las labores que se les designan son pastear ovejas, cuidar a otros animalitos  o trabajar en la chacra, esto después de salir de la escuela, por eso en el campo casi no hay tiempo de festejos para las wawas.

Lo que es evidente todos los días, es la desprotección en la que se encuentran los niños y las niñas, pues todos los días, quizás no el 12 de abril, los y las pequeñas están expuestos al abuso. Padres y madres muchas veces les descuidan, pero hay mucho más descuido por parte del Estado, quien se supone que debe resguardar a los sectores más vulnerables. No basta con promulgar leyes a favor de un sector de la población, hay que hacer respetar cada artículo, hacer respetar los derechos que tienen niños y niñas, también los 364 días restantes del año.