Por Victoria Mamani
Ayer 21 de febrero se recuerdo el día de la lengua
materna, que fue instituido el año 2000 por la Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, la UNESCO, con el objetivo
de promover la diversidad cultural y el multilingüismo. Se recuerda este día en
conmemoración del movimiento por la lengua bengalí, que en 1952 reclamaba al
gobierno de Pakistán el derecho lingüístico de oficialización de este idioma.
En Bolivia, la Constitución Política del Estado
Plurinacional, en su artículo 5, parágrafo 1, dice: son idiomas oficiales del Estado,
el castellano y todos los idiomas de las naciones y pueblo indígena originario
y campesino. Este artículo detalla 37 idiomas nativos.
El parágrafo 2 de este mismo artículo dice que es
obligatorio utilizar al menos dos idiomas oficiales. Uno de ellos debe ser el
castellano, y el otro se decidirá́ tomando en cuenta el uso, la conveniencia,
las circunstancias, las necesidades y preferencias de la población en su
totalidad o del territorio en cuestión. Los demás gobiernos autónomos deben
utilizar los idiomas propios de su territorio, y uno de ellos debe ser el
castellano.
Así mismo la nueva ley de Educación Avelino Siñani
-Elizardo Pérez, en el artículo 1, numeral 6, dice que la educación es
intracultural, intercultural y plurilingüe en todo el sistema educativo.
Además establece que la educación debe iniciarse en
la lengua materna y su uso es una necesidad en todos los aspectos de su
formación por la diversidad lingüística existente en el Estado Plurinacional y
por constituirse en un instrumento de comunicación, desarrollo y productivo de
saberes y conocimientos en el sistema educativo.
Si bien las leyes definen una educación plurilingüe,
en la actualidad esto no sucede en las unidades educativas. La educación sigue
siendo bilingüe, es decir que se privilegia el castellano y el inglés. El aymara
está presente sobre todo en los colegios privados y de convenio. Esto pasa
porque en la malla curricula escolar las lenguas originarias no están insertas
como materia, por lo tanto los profesores de esta materia, como yo, no podemos
conseguir trabajo en nuestra área. Hablo de este tema, porque sé lo que está
ocurriendo.
El año 2006, la Escuela Superior de Formación de
Maestros de la ciudad de La Paz sacó una convocatoria para la especialidad
Aymara. Más de 200 estudiantes aprobamos el examen y yo fui con el sueño de
enseñar en las unidades educativas mi lengua materna que es el aymara.
Nos graduamos con mucha expectativa y resulta que
no hay ítems en el magisterio para esa especialidad, por lo tanto no hay
compulsa y hasta el día de hoy lamentablemente parecería que nos formamos en vano.
Las autoridades del Ministerio de Educación y de la
normal se tiran las pelotita y se culpan entre ellas. Lo cierto es que la
convocatoria para esta especialidad fue
una medida política.
Ahora, para tapar sus errores, el Ministerio de
Educación ha sacado una resolución autorizando a las Direcciones Distritales
Departamentales de Educación y Dirección Distritales Educativas, habilitar en
las compulsas a las y los egresados del área de Comunicación y Lenguajes con la
Especialidad del Idioma Nativo: Aymara de la “Simon Bolivar” y de la Escuela
Superior de Formación de Maestros Tecnológico Humanístico de El Alto, para el
ejercicio de la función docente en la especialidad de lenguaje y literatura en
educación primaria comunitaria vocacional, y Educación Secundaria Comunitaria
Productiva.
Esto confirma que la incorporación del artículo 5
en la Constitución fue sólo una medida demagógica y nos muestra también que la
promulgación de leyes no garantiza nada. En realidad no existe voluntad
política para que la utilización de los idiomas sea una reivindicación
política. Y menos todavía para salvar esa riqueza cultural que es cada una de
nuestras lenguas. Por ejemplo, el pacawara, que es una de los idiomas
mencionados en la constitución, prácticamente ha desaparecido, porque las y los
integrantes de este pueblo no pasan de las 10 personas. A las autoridades no
les interesa además que 200 personas hayamos estudiado tres años para
especializarnos en la enseñanza de nuestra lengua materna.
Así como estamos, nunca van ser valoradas nuestras
lenguas maternas, porque no hay una política para recuperar y revalorar la
cultura. Eso de decir que somos pluricultural y plurilingüe es mentira.
Además, las leyes siguen siendo discriminatorias,
porque cuando se dice que la educación debe ser en la lengua materna, esto nos puede
hacer entender que las lenguas originarias e indígenas, sólo se debe enseñar en
el área rural y en las ciudades castellano, porque la primera lengua de los
niños y niñas de la ciudades es el castellano.
Sin embargo a pesar de ese reconocimiento, la
educación que se imparte en el área rural sigue siendo en castellano y esto
obstaculiza la sobrevivencia de estas lenguas.
Por eso ahora muchos niños y niñas que hablan su
lengua materna, solo pueden hacerlo en sus casas, cuando están con sus
familias, porque en la escuela no tienen con quién hacerlo.
Además, muchos y muchas jóvenes evitan hablar el
idioma de sus padres y madres, porque aún les avergüenzan que los demás se
enteren que entienden y hablan el aymara.
Quiero decirle al pueblo entero que aprender una
lengua originaria o extranjera es importante, porque así podemos valorar
nuestras culturas y saberes, porque podemos comunicarnos unos a otros, unas a otras.
Si todo el mundo hablara la misma lengua nos podríamos entender mejor. Pero en nuestra
realidad vemos que solo hay discursos y que poco a poco nuestra diversidad
cultural va desapareciendo. Al final, todas y todos perdemos.
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