Por Victoria Mamani
El martes 24 se llevó a cabo un paro de transporte contra el anteproyecto de ley Extinción de dominio de vienes a favor del Estado.
Según el gobierno, este proyecto de ley ha sido planteado
fundamentalmente para confiscar y pasar a propiedad del Estado los bienes de
personas involucradas en narcotráfico, contrabando,
enriquecimiento ilícito, corrupción, entre otras. Es decir que si encontraran
droga o contrabando en un vehículo o un inmueble, prácticamente sin lugar al
reclamo esos bienes pasan a poder del Estado, en realidad a manos del gobierno
que luego dispondrá qué hacer con ese bien. Los choferes indican que esto
afectara sus fuentes laborales, por eso fue el paro.
Este paro, como cualquier otro,
perjudico a la población que tuvo que hacer una serie de sacrificios para
llegar a sus fuentes laborales, no sólo a quienes trabajan en oficinas o
tiendas, sino también a quienes viven de la venta callejera de todos tipo de
productos y también de comida. Estas últimas sobretodo, necesitan el transporte no solo para trasladarse de un lado al otro, sino
también para llevar su mercadería o sus ollas. Como siempre, de esto se
aprovecharon los taxistas y radiotaxistas que han cobrado lo que han querido a
sus desesperados pasajeros. Por otro lado, muchos estudiantes se quedaron jugando en los tilines e internets con el pretexto de
que no alcanzaron a llegar al colegio, y esta es responsabilidad del Ministerio
de Educación que no instruyó la suspensión de clases, aunque sea sólo por previsión.
Volviendo al proyecto de ley, al gobierno le gusta fabricar leyes sin
consultar a las y los interesados, y en el caso de este proyecto, no sólo los
choferes resultarían involucrados, sino todos y todas. En primer lugar, a
diferencia del artículo 116 de la Constitución Política del Estado donde se
establece que se presume la inocencia hasta no probar lo contrario, en los
hechos este proyecto asume que todos y todas estamos metidas en el
narcotráfico, en el contrabando o que nos estamos enriqueciendo de manera
ilícita. Y prácticamente no deja tiempo para defendernos de sus acusaciones,
porque la acusación será directa.
Quién nos garantiza que este poder que quiere tener el gobierno no
servirá para atacar a sus opositores, a quienes no están de acuerdo con sus
medidas, a quienes creen que hemos sido engañados por un partido que prometió que
íbamos a vivir bien, pero que nos está dividiendo, que está sembrando el odio
entre la gente, que está amedrentando, que nos está haciendo retroceder como
democracia. Quién nos garantiza que esta no es una manera de que el
enriquecimiento sea más bien para las mismas autoridades o personas alineadas
con el MAS, porque sabemos que hay mucha corrupción en el gobierno y quién nos
dice que esos bienes confiscados no se convertirán en propiedad privada o que
harán uso y abuso de esos bienes.
Además ya hay una ley de incautación de bienes y si, como dicen las
autoridades, el 85% de los bienes incautados vuelven a los narcotraficantes,
eso no se debe a que la ley esté mal hecha, sino a su aplicación y a toda la
corrupción que existe alrededor del narcotráfico.
Por eso mismo me pregunto, de qué sirven tantas y tantas leyes, si no
se cumplen. El mismo gobierno es el primero en violar sus propias leyes. Por
ejemplo, la ley contra el racismo y toda forma de discriminación. Digo esto por
los casos denunciados en la dirección
contra la discriminación.
Además algunos funcionarios públicos y mujeres que trabajan de mensajeras
y recepcionistas, o sea tienen cargos con salarios bajos, son contratadas como
consultoras externas por no pagarles sus beneficios sociales como a cualquier
trabajador. En los hospitales las enfermeras auxiliares ni siquiera tiene ropa
de trabajo, no tiene derecho a la maternidad, no cubren ni las horas extras.
Por eso digo que el gobierno es el primer violador de los derechos humanos y de
la ley general de trabajo.
Lo mismo pasa con el convenio 189 del trabajo decente para las
trabajadoras del hogar que sigue durmiendo en sus escritorios sin haya sido ratificado,
esto porque al gobierno no le importa o
porque a las trabajadoras asalariadas del hogar no nos consideran parte de la sociedad,
o para que se sigan vulnerando los
derechos laborales de las trabajadoras del hogar, que nos sigan maltratando las
y los empleadores del oficialismo, como lo hizo con su trabajadora la hija de
la ministra de transparencia Nardy Suxo en Alemania.
Pero cuando se trata de sacar leyes a su favor lo hace de la noche a
la mañana. Primero habría que pedirle que cumpla y que haga cumplir las leyes
que nos favorecen a las y los bolivianos.
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