lunes, 18 de octubre de 2010

INFLUENCIA DE LA TELEVISIÓN

Por Martha Huallpa

La televisión se ha convertido en uno de los pasatiempos más importantes y de mayor influencia en la vida de los niños y niñas menores de 12 años.

Los niños almacenan toda la información que reciben, sea de la escuela, de sus padres, de un cuento... y, por supuesto, de la televisión, a la que están expuesto de 3 a 5 horas.

Por esa razón, el hábito de ver la tele todos los días es dañino y a la vez preocupante, para los papas y las mamás no saben qué tipo de programasse están difundiendo.

Además, tampoco hay buenos programas en los canales nacionales y en los canales internacionales que se ven por cable, tampoco tienen cuidado, porque difunden programas que no son aptos para los niños y niñas. La televisión no es educativa, es comercial, y muchas veces los niños y niñas aprenden a discriminar, porque imitan a personajes que lo hacen, por ejemplo, en los dibujos animados.

También comienzan a comportarse como algunos actores que están representando un papel, pero los niños y niñas, especialmente los más pequeños todavía no diferencian qué está bien y que está mal, todo es lo mismo para ellos. Por otro lado, hay programas que los ponen nerviosos y agresivos, y quieren poner en práctica lo que ven.

Con la televisión, los niños y niñas también se vuelven consumistas, quieren todo lo que se muestra en la televisión, sobre todo en los programas infantiles de las tardes, donde más de la mitad de los programas son de publicidad de juguetes, de dulces y de una infinidad de cosas.
En las ciudades los niños y niñas no están en contacto con la naturaleza, como en el campo, donde los niños y niñas aprenden mucho. Y encima de eso está la televisión que no les permite desarrollar su creatividad para estudiar, ademas, como se quedan horas viendo tele, dejan de hacer sus tareas y por eso, muchas veces tienen problemas con sus exámenes.

Pero igual, la mayoría de los papás y mamás, los dejan frente al televisor. Nosotras, las trabajadoras del hogar, sabemos eso, porque los hijos de nuestros empleadores siempre están con la televisión y cuando les decimos que hagan su tarea se ponen agresivos o bien lloran; al final no hacen sus tareas y después a nosotras nomás nos riñen, como si nosotras tuviéramos la responsabilidad de que sus hijos estudien.

Así, las trabajadoras del hogar no sólo tenemos las obligaciones de la casa, para las que apenas nos alcanza el tiempo, sino también, muchas veces, nos recargan con la obligación de hacer que los niños y niñas estudien, que hagan sus tareas o sus trabajos prácticos. Tenemos que competir con la televisión, a pesar de que a muchas de nosotras los empleadores no nos dejan estudiar o hemos tenido que pelear mucho con ellos para poder superarnos.

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