Por Gaby Mamani
En el área rural, las mujeres trabajandesde las cuatro de la mañana. Empiezan preparando el desayuno, que consiste en una buena sopa de trigo o de quinua para el desayuno, no como en las ciudades, donde generalmente se desayuna algo más fácil de elaborar, como té o café, acompañado de pan. Recién a las seis de la mañana está listo el desayuno y la mamá les a los niños y niñas para luego alistarlos y despacharlos al colegio.
También alista el fiambre, es decir la comida del mediodía que preparó al mismo tiempo que el desayuno. A las 7 de la mañana sale a trabajar junto con las wawas, cargando el fiambre y llevando al ganado. A veces hay que caminar mucho para pastear el ganado o llegar al terreno para cuidar o preparar la chacra.
Las mujeres en el campo tienen que estar activas todo el tiempo, por eso siempre están hilando lana o tejiendo camas, mientras hacen otras cosas como pastar a las ovejas en los cerros.
Por eso mi abuela decía que las mujeres pareciera que tuviésemos gusanera o locoto en el poto, para estar en todo lado, siempre haciendo una y otra cosa, como si tuviéramos hartas manos, o como si nos estuviera picando algo que nos tiene muy inquietas. Las mujeres en el campo descansamos muy poco, somos las últimas en acostarnos y las primeras en levantarnos, y hasta en medio del sueño a veces hay que levantarse.
En las ciudades pasa lo mismo, el trabajo de las mujeres es diferente, pero igual les toma mucho tiempo y nunca están sin hacer nada. A veces ni siquiera te acuerdas si has almorzado o no. Después de regresar del trabajo, en cualquier actividad, tienen que ocuparse de la comida de la noche y no les preguntan si están cansadas. Tampoco se valora la doble o triple jornada laboral que cumplimoslas mujeres en el campo y en las ciudades.
Las mujeres somos eficientes y emprendedoras, de mucho coraje, capaces de solucionar cualquier problema y de generar ingresos para nuestro hogar. Esto no quiere decir que todas las mujeres somos iguales, somos diferentes y también tenemos muchas diferencias entre nosotras.
En una sociedad machista nos desvaloran y cuántas veces escuchamos decir a los hombres que las mujeres sólo traemos problemas. Parecería que más bien nos tienen miedo y por eso nos atacan y quieren humillarnos. Darnos nuestro lugar en la sociedad, sin pedir permiso, es lo que nos hace fuertes, pero también nos fortalece el organizarnos como mujeres.
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