martes, 24 de agosto de 2010

EDUCACIÓN EN EL ÁREA RURAL

Por Gaby Mamani

En el campo, en nuestras comunidades, nos han negado nuestros derechos fundamentales. Por eso muchos jóvenes se decepcionan incluso de las mismas autoridades de nuestro país. Uno de esos derechos es el de la educación.

Yo estudiaba en el campo y junto con otros chicos y chicas íbamos al colegio Warisata. Teníamos que caminar durante dos horas desde la comunidad para llegar al colegio y otras dos horas para regresar. Cuando nos atrasábamos muchas veces nos teníamos que quedar fuera del colegio; el regente, el portero y el profesor, todos nos castigaban.

El castigo consistía en hacernos recoger basuras o ponernos al plantón, agarrado una piedra y paradas en un solo pie. También nos hacían compra tizas y costurar almohadillas. Los chicos y chicas ya tenían miedo cuando se atrasaban y preferían quedarse en el cerro a jugar para no ser castigados.

Los papás y mamás generalmente no tienen tiempo para saber cómo están sus hijos en el estudio, porque todo el tiempo están trabajando en la chacra. Además, las casas que dan muy lejos del colegio y por eso no saben lo que está pasando con sus hijos. Sólo se enteran en el examen fina lo cuando los profesores llaman a reunión.

Por otra parte, no había suficientes bancos en el aula para todos, por eso utilizábamos ladrillos; la mayoría de los cursos tampoco tenían vidrios y los chicos y chicas más se dedicaban a mirar afuera los autos que llegaban de la ciudad. Nuestro colegio ni siquiera tenía los servicios básicos; en otros colegios sí había baños pero sólo podían usar los profesores y otros funcionarios de colegio.

Por todas estas necesidades, los estudiantes prefieren venirse a la ciudad y dejar el colegio. Las autoridades se olvidan de las comunidades, no saben cómo está la educación en el área rural y eso que, por ejemplo, Warisata se encuentra cerca de la capital política de Bolivia.

Esos 100 kilómetros han sido recorridos por las mismas autoridades que han visitado varias veces la población de Warisata, pero nunca nos han preguntado de las necesidades que tenemos las y los estudiantes. Sólo hablan con los profesores y a ellos tampoco les interesan las necesidades del estudiantado y por eso no las plantean. Y si se consigue algo para los estudiantes, lo archivan en el depósito y nadie lo pude usar.

Ese trato es una demostración de que el derecho a la educación en el campo no se cumple.

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