jueves, 24 de junio de 2010

MIGRACIÓN DEL CAMPO A LA CIUDAD

Por Gaby Mamani

Muchos jovencitos y jovencitas se vienen del campo a trabajar en la ciudad. Las chicas buscan empleo como trabajadoras del hogar y los chicos como voceadores o ayudantes de albañil.


Dejan el campo por falta de apoyo de sus padres o porque a sus familias no les alcanza el dinero, debido a que son varios hermanos. Además, en el campo se dice que en la ciudad hay trabajo.

Pero al llegar a la ciudad, quienes hemos emigrado nos damos cuenta de que eso no es así. ¿Y qué es lo que nos espera en la ciudad? Algunos y algunas encuentran trabajo, pero muchos no, porque no tienen experiencia.

Quienes no encuentran trabajo son víctimas de personas malas que les hacen buenas ofertas, pero en realidad los engañan. A muchas chicas les ofrecen ser trabajadoras del hogar, pero lo que les espera a esas chicas es la prostitución, en lugares donde las explotan sexualmente. En el caso de los chicos, los hacen trabajar muy duro y después no les pagan.

Cuando las chicas y los chicos dejan el campo no sólo quieren encontrar un trabajo, sino también estudiar, especialmente las chicas porque en el campo no hay muchas oportunidades para las mujeres y por eso su destino es sólo dedicarse a la chacra, a pastear las ovejas y a atender al marido y a sus hijos e hijas.

En el campo a nadie le importa si sabes leer y escribir, en cambio en la ciudad es necesario saber, sobre todo para conseguir trabajo.

Pero a pesar de las ganas que las chicas y chicos tengan de estudiar, para muchos es imposible hacerlo porque todo su tiempo lo dedican al trabajo. Además, a muchos empleadores no les interesa que salgamos adelante con el estudio. A mí me ha pasado esto; he emigrado a los 15 años y cuando le pedía a mi empleador que me deje estudiar, él me decía que ‘quién iba a cuidar a los niños”. Sólo llegué hasta octavo en el campo.

La mayoría de los jovencitos y jovencitas ganan apenas para su comida y para su techo, por eso es que también aceptan que los maltraten. Además no conocen sus derechos y no tienen a quién acudir para pedir ayuda.

Yo como emigrante le pido al gobierno que haya más trabajo en el campo, para que no tengamos que sufrir en las ciudades o que tengamos que irnos a otros países a sufrir más todavía, porque aquí no hay dónde trabajar.

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