martes, 22 de junio de 2010

UNIVERSITARIOS Y AÑO NUEVO AYMARA

Por Martha Huallpa

Desde hace varios años, grupos de jóvenes universitarios viajan a Tiwanaku a participar de los rituales del año nuevo aymara, el 21 de junio. En el caso de quienes estudian Turismo, este viaje se supone que es parte de su formación, pero también van de otras carreras, tanto de universidades públicas como de las privadas.

En Tiwanaku, según comentan los mismos chicos y chicas universitarias, las autoridades del lugar les han asignado una calle donde pueden esperar la salida del sol. Ahí se instalan los grupos por separado, por un lado los de la universidad pública y por otro los de la privada. Desde más o menos la medianoche, todos encienden fogatas; compran de ahí mismo la leña y los palos para encenderlas.

Llevan trago en botellas y en bidones, porque gran parte de la espera la dedican al consumo de bebidas alcohólicas. Algunos grupos de universidades privadas, incluso instalan altoparlantes por donde se escucha música de moda.


Algunos estudiantes, chicas y chicos visitan el museo de Tiawanaku, pero parece que a la mayoría sólo le interesa el baile y la farra hasta el amanecer. Los que más toman no pasan de los 20 años.

La noche del año nuevo aymara, Tiawanaku se llena de policías que cuidan que la gente no vaya a las ruinas, que no haya peleas entre quienes ya están borrachos y que no se enciendan fogatas en la plaza. Pero no cuidan, por ejemplo, que pongan la basura en los basureros que se colocan en diferentes lugares y menos que jóvenes de adolescentes de 17, 18 años consuman tanto alcohol.

A las cinco y media, más o menos, las y los universitarios se acercan lo más posible a la puerta del sol, al igual que mucha gente, para esperar la salida del sol. Pero muchos no pueden hacerlo, porque no pueden ni pararse porque están borrachos.
Eso pasa todos los años y este año ha sido lo mismo.

El año nuevo aymara es el inicio de un nuevo ciclo de la producción agrícola. Después del 21 de junio se comienza a preparar la tierra para la siembra. El año nuevo aymara coincide con el solsticio de invierno que es el día en que la tierra está más lejos del sol en el hemisferio sur, que es donde está Sudamérica.

El año nuevo que se celebra en diciembre corresponde al solsticio de invierno del hemisferio norte donde se encuentra Europa. Es decir que después de la conquista española la celebración del año nuevo en esta parte del planeta cambió de fecha y ahora estamos recuperando nuestro calendario.

En los pueblos, en junio se posesionan nuevas autoridades originarias, es decir que también se inicia una nueva gestión que dura un año. Los nombramientos se realizan durante congresos locales. La posesión se prolonga del 21 al 24 de junio; las autoridades salientes le entregan el mando a las nuevas. Esos días son de fiesta.

Como mujer aymara, a mí me molesta que los universitarios utilicen una fecha tan importante para la cultura aymara como un pretexto para ir a tomar; muchos consiguen permiso diciendo que tienen que hacer investigaciones para la universidad, pero a la mayoría se los ve tomando y bailando.


Si bien son universitarios, la mayoría no debe saber qué significa el 21 de junio. Para mí es la recuperación de nuestra cultura y por eso se debe respetar al año nuevo aymara.

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