Por
María Pacosillo
El
carnaval es una fiesta esperada en muchos lugares del mundo. En nuestro país ocurre
lo propio, hay muchísima propaganda en torno a esta fiesta que genera grandes
ingresos para las ciudades más visitadas, por ejemplo Oruro, capital a la que
llegan cientos de turistas.
Además
de la fastuosidad del carnaval, también se destaca, lamentablemente, el
desorden. Cada año se recogen toneladas de basura generada por los visitantes,
pero nadie dice nada. El Ministerio de Comunicación, este año sacó un spot que
se veía muy poco en los canales de televisión, hablaba respecto a poner la
basura en su lugar, no jugar con agua, había otro que pedía cuidarse para
evitar enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados.
Pero ninguna de estas campañas fueron lo
suficientemente efectivas, pues como cada año los excesos eran evidentes, gente
borracha que peleaba en las calles, accidentes de tránsito en los que los
choferes también estaban borrachos y el derroche de agua ni que decir. Al parecer
nadie se toma en serio que cuando alguien conduce ebrio puede matar a otras
personas; o que el agua que tenemos ahora y que desperdiciamos a nuestras
anchas, un día no muy lejano se va a
terminar, no es solo una cuestión de un lema de campaña, porque muchos pensarán
que no es cierto, o no les importará porque ya no estarán vivos o vivas, pero
no se han puesto a pensar que la vida de sus hijos, hijas o nietos y nietas y
que la viada total del planeta depende de cuidar el agua.
Aparentemente las autoridades también se toman
esto como un chiste, porque se conforman con pagar unos minutos de espacio en
algún canal de televisión, en lugar de armar sus famosos “operativos conjuntos”
y controlar que no se desperdicie el agua, que los borrachos no conduzcan ni
golpeen a su esposa o a su novia en la calle, que no se cometan violaciones contra
las mujeres y tantos otros delitos para los que piensan que solo basta colgar
un afiche con un mensaje en la pared.
Y
si hablamos de la campaña en contra de los embarazos no deseados y las
enfermedades de trasmisión sexual, acaso es cuestión de decir “cuídate” o de repartir
condones? No sería mejor brindar información seria a la ciudadanía? Pero no en
talleres que se hacen una vez al año, sino dar esta información en las
escuelas, implantando como materia educación sexual, que es tan necesaria,
porque a nosotras en el colegio no nos han enseñado ni siquiera a conocer
nuestro cuerpo.
Ojala para el próximo año se trabajen seriamente
en estos temas, porque son importantes, mucho más que transmitir la imagen del
presidente o del vicepresidente bailando morenada.
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