Por Martha Huallpa
La
basura es un problema de todos los días, y a pesar de que sabemos que provoca
infecciones u otro tipo de enfermedades, además de una gran contaminación
ambiental, parece que no nos importa porque continuamos echando desechos en
cualquier sitio, sin tomar en cuenta las consecuencias.
Lamentablemente
en nuestra sociedad se practican todo tipo de acciones que ocasionan daños
irreversibles al medio ambiente, una de esas prácticas es la quema de basura.
En nuestro país no tenemos la costumbre de reciclar, por ello cuando se queman
los desechos del contenedor de algún barrio, o uno de los vecinos quema sus
desechos aunque sea lejos de nosotros y nosotras, está quemando desde basura
orgánica, que es menos contaminante, hasta plásticos y otros materiales que
expiden sustancias nocivas para nuestro organismo y que ensucian el aire que
respiramos. Expertos ambientales señalan que el humo que se desprende de
algunos desechos quemados como por ejemplo el plástico, las baterías y la goma,
llegan a la capa de ozono y contribuyen a su desgaste.
En
marchas y protestas de diferentes sectores, se queman todo tipo de objetos,
sobre todo llantas, sin pensar un momento en los efectos para la salud de las
demás personas y los mismos manifestantes. En la sede de gobierno
constantemente hay conflictos y por ello estamos expuestos al humo residual de
todo a lo que se prende fuego, cada quien protesta como puede por sus
reivindicaciones, pero tampoco está bien que se contamine indiscriminadamente.
La
alcaldía prohíbe las fogatas una noche al año, pero el resto del tiempo no hace
ningún control al respecto. Debemos aprender a clasificar la basura y
reciclarla. Creo que es importante olvidar la costumbre que tenemos de quemar
todos los desechos por igual para dejar de matarnos poco a poco.
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