Por Yola
Mamani
Palca, capital de la provincia Murillo, es un valle
hermoso y seguro, donde se puede pasear y disfrutar de un agradable día; en tiempo de lluvia es más lindo, porque los
campos están verdes. En esta época el pueblito está frío, seco y lleno de
polvareda, así, como todo los lados.; Así
que les aconsejo esperar.
El pueblo está bordeado por un río que también se llama Palca, es grande
ancho y caudaloso en época de lluvia. Las y los comunarios donde dicen que antes el agua era cristalina eso nos contaron las y
los mismos comunarios del lugar, pero hoy
es agua turbia. Antes tampoco había los promontorios de tierra, piedras
y arena que hoy se ve en el cauce y no consumible, y
tampoco existían las bateas donde ahora lavan oro. Este río está
lleno de todo, menos de agua
limpia.
Y es que el pueblo de Palca sigue viviendo la fiebre
del oro que comenzó hace unos tres años. La agricultura sigue echada de menos,
aunque se produce para el autoconsumo. Hay poco ganado, la gente cría, sobre
todo, ovejas y cerdos, y también gallinas.
Lo que más se ve en el pueblo son las bocaminas, a
pesar de que están dentro de las casas. Se las identifica por el toldo de
plástico azul, con el que la gente le da un poco de sombra a este lugar, donde
pasan buena parte de su tiempo. Muchos árboles han sido talados para compactar esta
entrada al subsuelo de Palca, donde los túneles generan inestabilidad para el
poblado.
A provincia Palca visitamos en el año 2010,
justamente para conocer sobre la actividad minera que estaba surgiendo en el
lugar; entonces la gente andaba enloquecida por el oro, que encontraron dentro de sus
casas. Hoy ya no hay tanto afán, porque
han adquirido una rutina para la producción, que sigue sostenida. Ahora muchas
personas también se ocupan de
rellenar los que agujeros que
hicieron dentro de sus patios; pero y
claro, no todos lo hacen y
Algunos ni se preocupan, lo que nos hizo pensar en
cuán poderoso es el dinero, al punto de atentar
contra las propias vidas, la de la familia y también la de toda la
comunidad.
Gracias a la minería y con la expectativa de
aprovechar la riqueza aurífera a domicilio, mucha gente retornó de las ciudades a las que había emigrado,
tanto del mismo país, como del exterior, en especial de la paz, de Brasil y
Argentina; muchas de las mujeres que se fueron y que hoy volvieron, se
convirtieron en trabajadoras del hogar.
Eso fue muy positivo para el pueblo, hoy tiene más
movimiento económico. Lo negativo, en mi criterio, es cómo la abundancia ha
dado lugar al consumismo irracional. Casi toda la gente tiene su auto propio, celular de
último modelo y lo último en tecnología. Cuando fuimos a Palca, hace dos años,
no vi motos; pero ahora hay muchas y jovencitos
12 a 15 años las manejan
arriesgando su vida, porque no tienen el menor cuidado; muchos de ellos sufrieron accidentes con los
mismo, eso nos comentaron algunas
preocupadas por ello.
Yo cuando vi a jóvenes corretear con la moto me
sorprendí bastante y me hiso recuerdo al departamento de Trinidad, donde
también vi a los adolescentes, manejar motocicletas sin cuidado. De todas
maneras, la población está contenta, porque les ha mejorado la economía
y muchos y muchas emigrantes, volvieron al hogar.
En Palca la tierra es fértil, pero la producción
intensiva de oro, que demanda remover tierras y utilizar químicos para la
separación, afecta la fertilidad de las tierras. Sabemos que el oro, o
cualquier otro mineral, se acaban en cualquier momento. Esas riquezas no son
renovables hay mucha riqueza, y sólo nos dedicamos a saquear a la Madre Tierra,
entonces tendremos que asumir la
responsabilidad de su destrucción, tarde o temprano.
Ese rato no habrá oro, que
vender, ni una hortaliza que cosechar,
ni agua que beber por la contaminación que le estamos provocando a los ríos. Entonces recién dirán
qué le hicieron a su pueblo y a su
tierra, que antes les daba de todo para
la subsistencia diaria.
Mientras, sus autoridades municipales bien gracias.
Hace dos años, cuando fuimos la primera vez, brillaban por su ausencia, y hoy
ocurre lo mismo. En ese entonces, Ministerio de metalurgias Minería nos dijeron que sabían
de las minas que estaban abriendo al
interior en los patios de las casas, pero no sabían cómo intervenir. En ese
entonces, ya había denuncias de los mismos,
vecinos, porque
su propiedad estaba siendo afectando por túneles que atravesaban su subsuelo, pero como
nadie les hizo caso, algunos comunarios
que no estaban de acuerdo con la mina se cansaron de tanto
insistir, y comenzar a cavar en su patio, para así beneficiarse del recurso.
Ahora, hay casas y terrenos con rajaduras, lo que
hace temer por la seguridad del pueblo.
Supuestamente, el Ministerio de Minería estaba
esperando que el alcalde del lugar autorice el cierre de las minas en las casas,
porque son clandestinas, ya que está prohibida la actividad minera en zonas
urbanas, pero dos años después de que denunciamos el caso, no se ha hecho nada.
Creemos que las autoridades no deberían esperar a
que ocurra una tragedia o a que los conflictos crezcan y crezcan, para
solucionar las diferentes situaciones que se presentan.
Así gobernarán mejor en
beneficio de la población y no de unos cuantos bolsillos.
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Patricia Salcedo