Por Adela Gomez
Del 20
al 22 de junio, en Río de Janeiro, se llevará a cabo la cumbre de la tierra Río
más 20, que es donde los gobiernos, incluido el boliviano, evaluarán los
acuerdos logrados hace 20 años, en esa misma ciudad del Brasil. Uno de esos
acuerdos fue el derecho al desarrollo.
Se
entiende por derecho al desarrollo el derecho al progreso personal, regional y
organizacional, a fin de satisfacer ciertas necesidades, que puede implicar el
bienestar de todos y todas, o el bienestar individual.
Hace
20 años acordaron que el derecho al desarrollo debe ejercerse en forma
equitativa para las generaciones presentes y futuras. Es decir mejorar las
condiciones de vida, en lo económico, social, cultural o humanitario sin distinción
de raza, sexo, idioma o religión. No sólo para quienes vivimos ahora, sino
también para las personas que nacerán después.
Equitativa
quiere decir que el Estado, a través de los gobiernos municipales o
departamentales, tiene la obligación de atender a todas las regiones por igual,
sin favoritismos, para evitar disconformidad de los habitantes de cada región. Por
ejemplo, las y los habitantes del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro
Sécure, el Tipnis, están defendiendo sus derechos y su forma de vivir, cuidando
su medio ambiente. La obligación del gobierno en estos casos es respetar la
decisión de los pueblos indígenas que viven en la región, tal como dice la Constitución
Política del Estado.
En el
capítulo cuarto, de Derechos de las naciones y pueblos indígena originario
campesinos, artículo 30, se detallan los derechos que tenemos como pueblos.
Este
artículo tiene 18 incisos y quiero
mencionar en especial los incisos 4, 8, 10 y 15.
El 4
dice que tenemos derecho a la libre determinación y territorialidad.
El 8
dice que los pueblos indígenas tenemos derecho a crear y administrar sistemas,
medios y redes de comunicación propios.
El 10
dice que tenemos derecho a vivir en un medio ambiente sano, con manejo y
aprovechamiento adecuado de los ecosistemas.
Y el
15 dice que tenemos derecho a ser consultados mediante procedimientos
apropiados, y en particular a través de sus instituciones, cada vez que se
prevean medidas legislativas o administrativas susceptibles de afectarles. En
este marco se respetará sus derechos a la consulta previa y obligatoria,
realizada por el Estado, de buena fe y concertada.
En
este punto es importante aclarar que la consulta previa tiene que ser antes de
que el gobierno tome sus decisiones. Por eso es previa. Ahora en cambio, el
gobierno habla de una consulta previa para preguntar a las y los pobladores del
TIPNIS si quieren o no una carretera que pase por el medio de su territorio,
pero lo quiere hacer cuando inclusive ya hay un contrato firmado con una
empresa constructora y cuando ya han decidido que la carretera pase, sí o sí,
como dijo el Presidente, por el medio del TIPNIS. Eso no es previo, es
posterior, y lo que está haciendo el gobierno es tratar de convencer a la
gente, afectando su libre determinación, con los regalos que les está dando.
Lo que
está ocurriendo ahora con los pueblos indígenas del TIPNIS es incumplir el
acuerdo que Bolivia hizo en 1992. Si bien, los acuerdos están en nuestras leyes
y sobre todo está en la constitución, en los hechos el gobierno esta cometiendo
un acto de discriminación, porque está obstaculizando que los pueblos decidan
qué tipo de desarrollo quieren, pensando siempre en que después de nosotras y
de nosotros habrá mucha más gente.
Las
decisiones que está tomando ahora el gobierno perjudican el progreso soberano
de nuestro país, es decir que no necesariamente tenemos que pensar que nuestro
progreso está en las carreteras, como nos hicieron pensar los gobiernos
neoliberales. Asimismo, se atenta contra los derechos de los pueblos indígenas
haciendo peligrar el futuro de las nuevas generaciones. Por eso las y los
indígenas están disconformes con lo que pretende hacer el gobierno, sobre todo
porque en la octava marcha indígena, el Presidente promulgó una ley para
proteger al TIPNIS, pero luego con otra ley dio un paso atrás. Por eso se
inició la novena marcha.
A
partir de lo que ahora está ocurriendo en nuestro país, podemos afirmar que los
propósitos y principios que los países acordaron hace 20 años, para salvar a
nuestro planeta y a la humanidad, con un buen desarrollo, no se están
cumpliendo en los hechos.
Los
pueblos indígenas queremos desarrollo, pero sin que mate nuestras culturas,
nuestros territorios, nuestro medio ambiente y nuestra libertad.
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