miércoles, 22 de junio de 2011

UNA PRÁCTICA TERGIVERSADA

Por Nelia Catari

Las tradiciones de nuestros pueblos que aún mantenemos, es una forma de no perder la identidad de nuestra cultura boliviana. En el altiplano se festeja el año nuevo aymara, el 21 de junio. Este año se recibirá el año 5519. Desde el año pasado se llama año nuevo aymara amazónico, para que los pueblos de ese lado de nuestro país no se sientan discriminados.

Desde que el presidente de Bolivia, Evo Morales, realizó la ceremonia de la toma de mando, esta población es más visitada por extranjeros, pero este rito del año nuevo aymara fue creado en los años 70 con el fin de atraer a los turistas y así generar un movimiento económico más fuerte. Pero no sabemos para quien es ese ingreso de dinero, porque si bien en esta fecha hay más turistas en el lugar, el dinero que recaudan sus autoridades parece que no fuera invertido en el desarrollo de la misma comunidad, pues no hay un mejoramiento de vida para la población, en tantos años que pasaron desde que Tiwanaku es centro de este festejo.

Antes la cultura aymara estaba organizada de otra forma; tenía su propia escritura, valores y principios, y tenía hasta su propia arquitectura, pero ahora el significado de todo ello se ha tergiversado.

Nuestro mismo presidente, al realizar ese rito, ha faltado el respeto a nuestros ancestros, porque solo se presentó en Tiwanaku, para aparentar un origen aymara, del cual no dudamos. Pero después del acto ni siquiera tuvo un poco de respeto por la yatiri que celebró el rito, siendo ésta de la tercera edad, se fue en su helicóptero, como quien cumple con el acto de presencia. Estas celebraciones ya no se las practica como antes, con fe y respeto; ahora se ha vuelto un comercio más, los yatiris cobran por cualquier acto que lleven a cabo.

Está bien que haya un ingreso económico para nuestro país, el turismo es muy importante, pero la Wajta, que es lo que le ofrendamos a la Pachamama, antes no se hacía en cualquier momento, solo en fechas especiales, como en agosto cuando la tierra tiene más hambre, pero actualmente se ha convertido también en un negocio.

Debemos mantener nuestras tradiciones, pero con mucho respeto, no solo por decirnos aymaras, sino porque realmente tenemos fe en la madre tierra y creemos en todo lo que se refiere a nuestra cultura.

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