martes, 14 de junio de 2011

EL ALCOHOL UNA MALA INVERSIÓN

Por Adela Gómez

El objetivo del aumento salarial es mejorar las condiciones de vida de las y los trabajadores, aunque ese incremento sea ridículo en comparación con el alza de precios. En el caso del sector público el aumento salarial dispuesto por el gobierno fue del 10% y se elevó en un punto más con la huelga de la Central Obrera Bolivia, pero sólo favorecerá a salud, educación, militares y policías. Con porcentajes mucho más altos y diferenciados se han favorecido las y los trabajadores de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos. En el sector privado el incremento está condicionado a la buena voluntad de los empresarios.

Hay personas desempleadas que ofrecen su trabajo a bajo costo, esto por la necesidad de empleo; sólo el trabajo de algunos sectores es reconocido y bien pagado por las empresas, otros, en cambio, son menospreciados y las y los trabajadores ganan un salario ínfimo.

Mucha gente vive al día con lo que puede recaudar en sus pequeños negocios ambulantes; para esta gente no hay ningún tipo de aumento y deben trabajar mucho más si quieren sostener a sus familias. La mayoría de la población boliviana, al menos el 70 por ciento, vive del comercio informal y siente mucho más la subida de precios de los productos de la canasta familiar que es bastante alta.

En este escenario que es muy desfavorable para la población hay un aspecto que muy perjudicial.

Me refiero al malgasto de los reducidos ingresos en las bebidas alcohólicas cuyo precio también subió. Algunas mujeres lo hacen, pero en su mayoría son hombres quienes toman; son muy pocas las reuniones de hombres, de cualquier clase social, donde no haya trago. Para gastar en alcohol cualquier pretexto es bueno, ya sea fiestas patronales, eventos deportivos, cualquier cosa. Lo importante es pasar un buen momento con unas copas encima; poco o nada les importa su familia. Para alimentar a sus hijos e hijas siempre dicen que ganan poco; sin embargo, cuando se trata de beber consiguen dinero de donde sea, si es que no lo tienen en ese instante. Eso afecta económicamente a las familias, porque el dinero ya no alcanza para la alimentación. Por esta razón, las familias se ven obligadas a privarse de muchas cosas y a no satisfacer las necesidades básicas de los niños y niñas.

La mayoría de los hombres no piensan en que sus salarios tienen que sustentar a sus familias; algunos son menos irresponsables que otros, pero todos aprovechan el momento que se presenta para farrear. Así, la responsabilidad de alimentar a los hijos e hijas recae sobre las mujeres, que igual tienen que hacer alcanzar el dinero al menos para las cosas esenciales. Las mujeres que trabajan por un salario, por lo general no disponen de ese dinero para sus propios gustos.

¿Será que este problema tiene solución? ¿Cómo se puede cambiar la mala costumbre de nuestra sociedad? ¿Cómo se puede lograr que esos hombres irresponsables tengan conciencia y que pongan en primer lugar a sus hijos e hijas?

Los bolivianos y bolivianas necesitamos tomar conciencia frente a la situación económica que estamos atravesando. Deberíamos cambiar para mejor, tomando en serio nuestras responsabilidades. Si bien es bueno disfrutar de los momentos de fiesta y distracción, también hay que aprender a priorizar, en el caso de los padres, por ejemplo, la educación de los hijos e hijas. Nuestra sociedad está habituada a exagerar en el consumo de bebidas alcohólicas, sin pensar en el daño que causan a la salud, a la economía y al mismo entorno familiar. Tratemos de dar el ejemplo a las futuras generaciones y además tratemos de convertir la visión de nuestra cultura mostrada al mundo entero, como una cultura sana.

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