miércoles, 12 de mayo de 2010

MARCHAS Y BLOQUEYOS


Por Yola Mamani

El Presidente antes marchaba y protestaba por las injusticias que sufrían los sectores más oprimidos. Esas veces él era parte de esos sectores oprimidos que apenas ganaban para sobrevivir el día a día.


Él era dirigente y deseaba ser escuchado y la única forma para que los gobernantes de años atrás lo escuchen era marchar, era hacer huelga de hambre, era bloquear caminos.

En los anteriores gobiernos, al Presidente lo gasificaban, lo reprimían.
En los anteriores gobiernos, esperaban a que haya muertos, a que haya conflicto social.
El Presidente, cuando comenzó a gobernar, prometió que él no iba a esperar muertos ni conflictos. Él prometió dialogar con los sectores.

Pero ahora se ha olvidado de lo que le hacían los anteriores gobiernos.Se ha olvidado de dónde ha venido. Parece que hasta se ha olvidado de quién es él.
Está haciendo lo mismo que hacían los anteriores gobiernos, que no lo escuchaban y no escuchaban a nadie, menos a las mujeres.

Está esperando a que la gente que pide aumento salarial haga lo mismo que él cuando era dirigente: marchar, bloquear, hacer huelga de hambre.

De sus mismas promesas se ha olvidado. Está creando problemas por haber prometido de todo a los sectores y por no estar cumpliendo. Y por haber ofrecido que las ganancias del país se iban a repartir entre todas y todos.

El Presidente decía que en su gobierno ha habido superávit y que el superávit seguía aumentando, es decir que los ingresos del país eran mayores a los gastos. Decía que había mucho dinero en el Tesoro General de la Nación, como en ninguna gestión de los gobiernos anteriores.
También decía que Bolivia ya había pagado la deuda externa y que no se le debía a ningún país del que los anteriores gobiernos se habían prestado plata.

Por eso también decía que había dinero para comprar armas, aunque se estaba contradiciendo porque él también decía que no quiere guerras. Pero quería que los militares estén bien armados. ¿Esas armas serán para reprimir a nuestra misma gente, como hacían otros gobiernos?.

De todo eso hablaba hace poco. Pero ahora dice que no hay dinero para aumentar a los sectores trabajadores.

No sé si él, como hombre, sabe cuánto han subido los precios de todo, de la comida, de la ropa, de eso principalmente, porque si nos ponemos a pensar cuánto cuesta cuidar la salud no habría que nos alcance.

Hace no mucho tiempo, durante este gobierno, el pan, por ejemplo, estaba a 25 centavos, luego ha subido a 30, después a 35 y ahora está en 40 centavos. Las trabajadoras del hogar sabemos eso y también todas las mujeres que tienen que alimentar a sus familias, algunos hombres también sabrán, pero parece que el Presidente no sabe y tampoco el Vicepresidente, ni sus ministros y ministras.

Con mitad del gabinete conformado por mujeres, los hombres deberían saber que la vida está cara. Pero parece que a las ministras, que seguramente saben cuánto cuesta el pan, no les dejan opinar.
Si hay dinero, el Presidente debería aumentar más los salarios. ¿Cuánta gente no tiene casa y tiene que pagar alquiler? Además tienen que pagar luz y agua, agua si es que en sus barrios tienen la red de agua potable, pero aunque no la tengan igual tienen que comprar agua de los camiones cisternas.

Las mujeres tienen que estirar el sueldo como el chicle para cubrir el mes, el sueldo de su marido si están casadas y también su propio sueldo, o sus ingresos, porque miles de mujeres además de trabajar en la casa trabajan también en las calles como comerciantes, reciclando botellas, vendiendo lo que puedan hasta de puerta en puerta.

A las trabajadoras del hogar nos da lo mismo el incremento, porque la mayoría no gana ni siquiera el salario mínimo nacional anterior. Lo que dispone el gobierno para aumento salarial no nos llega y eso tampoco sabe el Presidente. El sueldo de una trabajadora del hogar está sujeto a la oferta y la demanda.

Así como las trabajadoras del hogar, hay otros sectores que no tienen sueldo. Por ejemplo, las confeccionistas no saben cuánto tiempo van a tener que trabajar para que les alcance el dinero. Muchísimas mujeres se llevan el trabajo a la casa para coser botones, planchar y otras tareas necesarias para confeccionar ropa. En su casa no tienen horario y además se hacen ayudar con sus hijos y con sus hijas, pero más con sus hijas. Pero esa ayuda es trabajo que no se paga, esa ayuda sirve sólo para que puedan comer.

Otras mujeres están todo el día sentadas en las calles vendiendo y, como pasaba en anteriores gobiernos, dejan de ganar por las marchas, por los bloqueos y tienen que sufrir las gasificaciones junto con sus wawas que están con ellas.

Quienes están hoy en el poder se han olvidado de lo que era salir a las calles a pedir lo justo y se han olvidado de lo que se siente cuando no te escuchan.


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