Por Victoria Mamani
En estos últimos años las
fiestas zonales han crecido junto con la urbanización en la ciudad de El Alto, muchas con el
pretexto de revalorizar la cultura.
Fiesta es la que no falta todos los fines de semana en esta urbe paceña y con
ella el alcohol, lindo seria que los bailarines se diviertan sanamente, sin
emborracharse, pero parece ser imposible.
La basura después de la
fiesta es increíble, las calles convertidas en mingitorios molestan a la gente.
Las comparsas contratan locales pero no se quedan ahí dentro, sino que ocupan
las calles y avenidas, perjudicando el libre tránsito de la población.
Hay gente que quiere
descansar los fines de semana o salir de paseo con la familia fuera de la
ciudad, pero no se puede, porque cuando a las comparsas les da la gana, arman
sus escenarios grandes. Ejemplos son las avenidas Juan Pablo II y La Paz, no
hay autoridad que frene los excesos de los bailarines.
Peor todavía cuando las
personas se ponen a bailar en las carreteras principales que nos conectan con
las provincias, hacia zonas turísticas como Copacabana. Pese a que es prohibido desde la
gobernación que bailarines ocupen las carreteras, después del accidente que
ocurrió hace dos años camino a desaguadero, cuando un vehículo particular chocó con un camión cisterna y se produjo un
gran incendio que quitó la vida a varias personas, un grupo de bailarines obstruía
el paso normal de vehículos.
Pero a la gente no le
importa, digo esto porque vivimos esa
mala experiencia en los feriados del carnaval,
cuando estuvimos de vuelta de Tiquina, provincia Manco Kapac, empezando desde
la zona de Laguna Verde hasta San Roque, habían pequeños grupos de bailarines en plena carretera, sin
importar el tráfico que provocaban.
Los vehículos tocaban bocina
para poder pasar, yo también pedí a las y los prestes que nos cedieran el paso,
luego me arrepentí. Los bailarines nos han insultado, nos dijeron que estábamos
en su zona, que nosotras no teníamos ningún derecho de reclamar porque podían
bailar donde les dé la gana. Después, ocuparon toda la carretera, tuvimos que
buscar otra salida.
Las autoridades deberían sancionar económicamente
a quienes ocupan las carreteras con este tipo de actividades, la unidad de
tránsito debería controlar esto para tener las vías completamente transitables.
Por otro lado, en la
urbe, la basura que dejan en las calles, la ocupa de las pocas plazas que hay
en la ciudad alteña y con todo, el consumo de bebidas alcohólicas y el uso de
la vía pública como mingitorio, desagrada totalmente a vecinos y vecinas que tienen
que soportar el olor, el ruido y los escándalos de gente en estado de ebriedad.
Las empresas cerveceras como
proveedoras deberían preocuparse de armar mingitorios móviles para uso de los bailarines,
no solamente se tratar de lucrar con la bebida, sino también de cuidar el bienestar
de todos y todas y sobre todo el medio ambiente.
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