Por Yola
Mamani
Los ríos son como las venas de nuestro cuerpo, dan vida a los seres que
están dentro y cerca de él.
En las áreas rurales los ríos son fundamentales para el consumo de las
personas, el riego de la siembra, para el lavado de ropa y para el consumo del ganado.
Mi abuelo y mi abuela decían que el agua de los ríos es un recurso no renovable
y que su existencia está en peligro por culpa de las actividades humanas. Ahora
entiendo lo que me explicaban cuando no teníamos cuidado en su uso, por ejemplo
a la hora de lavar ropa, no debíamos usar detergentes fuertes, peor lavandina,
pues era como echar veneno a los animalitos que viven dentro del agua.
Antes, el único detergente que se podía usar era el jabón, porque, según
mis abuelos, no tiene tanto químico y no
causaba mucho daño a la flora y fauna que habitan el agua. Otra forma de cuidar
el agua, que mis abuelitos nos inculcaron, era sacar las bolsas plásticas del
río. Las amarrábamos todas las veces que era necesario, para que no estén volando
sobre los techos, ni que se prendan en los arbolitos, además así evitábamos que
los animales se las coman, pues podía causarles la muerte.
En ese entonces el agua de los ríos era cristalina, libre de
contaminación, habían muchos peces y también anfibios. Los niños y niñas nos
bañábamos al aire libre con abundante agua, sin temor a enfermarnos; nuestros
animalitos podían beber el agua de cualquier lugar del río. Antes, donde yo
vivía, no teníamos agua potable, y teníamos que beber el agua del río, por eso
las abuelas y abuelos nos encargaban cuidarla, ya que sin ella no es posible
vivir.
Ahora todo ha cambiado, por ejemplo en Achacachi y Warisata, que ya son
pequeñas ciudades, la población ha crecido y la contaminación cada vez es mayor.
En estos pueblos en progreso, como los llaman las agricultoras y
agricultores, la contaminación también ha llegado a las pequeñas comunidades
que están a su alrededor. Pero a pesar de que familias enteras están siendo
afectadas, las autoridades municipales de estos lugares no se hacen
responsables y no le dan solución al gran incremento de contaminación que hay
en los ríos, a pesar de que sus propios animales beben el agua.
Actualmente no hay una política que nazca de las autoridades
municipales, para realizar un saneamiento de estos lugares, pues como no se
sienten responsables tampoco creen que les corresponda dar una solución a esta
problemática.
Por ejemplo, en mi comunidad,
Santa María Grande, que está a una hora del cantón Warisata, los y las comunarias
hacen lo posible para proteger el lugar y a su ganado; por ello recogen las
botellas pet, bolsas plásticas, pañales desechables y otros desechos, así
evitan que sus animales confundan los desechos con comida, lo que sucede con
frecuencia.
Hombres y mujeres de comunidades pequeñas tratan de resistir ante esta
contaminación fuerte y constante. Quienes contaminan sin cuidado son los y las
turistas que van de visita o gente de la ciudad que va a lavar su ropa al río.
Estas personas creen que nuestras comunidades son basureros, botan los desechos
de lo que consumen durante su estadía a orillas del rio: platos desechables,
vasos, bolsas plásticas y otros.
Con esto no quiero decir que la gente ya no visite los pueblos o que no
vaya a lavar ropa, lo que quiero es que entiendan que deben tener cuidado
y consideración con la gente de los
pueblos y con la misma naturaleza. Es lindo respirar aire limpio en el campo,
pero para que ese aire y esa agua clara se conserven así tenemos que poner
todos y todas de nuestra parte. No boten su basura al agua, ni donde hay sembradíos, ni en
ningún lugar, guárdenla hasta volver a su casa o hasta donde vean un basurero.
Y es más, traten de no usar plásticos, porque son muy contaminantes y de
difícil biodegradación.
Mi mamá trata de llevar siempre sus bolsitas de yute para hacer sus
compras, y claro como es pueblo chico, es posible decir NO a la bolsita
plástica que suelen ofrecer en la tienda. La gente en el campo sabe que el plástico
es dañino y está consciente de que en cualquier momento, por un descuido, sus
animalitos pueden contraer una infección al tragarse esa basura.
Además las alcaldías municipales deben comenzar urgentemente a cumplir
con su obligación, cuidar el agua, la vida de la gente, de los animales y
ocuparse del bienestar del conjunto de quienes habitamos este país.
Deberían
incluir dentro de su presupuestos anuales el recojo de desechos en el área
rural, para evitar la contaminación de ríos y muerte o enfermedad de personas y
animales por esta causa.
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