lunes, 22 de noviembre de 2010

SER TRABAJADORA DEL HOGAR

Por Gaby Mamani

Las trabajadoras del hogar, en su mayoría, siempre estamos al tanto de nuestros empleadores y empleadoras, preocupadas de que no les falte nada, que todo esté a su alcance. Pero a pesar de esto, muchos no se conforman con el trabajo que realizamos.

Ser trabajadora del hogar tiene su lado positivo y negativo, como en todo. Todo el tiempo estás en la casa cuidando a niños, personas mayores y también mas cotas; esto es bueno si a una le gusta hacer esas cosas; pero si no, igual tenemos que hacerlo por necesidad de trabajar y con el mismo esmero.

Nosotras sabemos qué tiene el empleador y que no tiene, cuales son sus virtudes, sus defectos y necesidades, sabemos qué es lo que le gusta y que no. Sabemos todo eso porque estamos junto a ellos mucho tiempo, incluso más del que estamos con nuestras familias, sobre todo las que trabajamos cama adentro. Muchas veces nos encariñamos tanto con las y los empleadores como si en realidad fueran nuestra familia, aunque casi siempre los empleadores se aprovechan de ese cariño sincero para hacernos trabajar el doble.

Ser trabajadora del hogar también es compartirlas tristezas y alegrías de la familia que te emplea, aunque en muchos casos esto no es recíproco, por no todos saben de nuestras tristezas y alegrías.

Gran parte de las trabajadoras del hogar también somos madres y muchos de nuestros empleadores no lo entienden ni lo consideran. Es muy raro cuando nos preguntan por nuestros hijos o por nuestros problemas y necesidades, lo que les interesa es que cumplamos con nuestro trabajo al pie de la letra.

Cuando vamos en busca de empleo cargadas de nuestras wawas, no quieren contratarnos. Ponen mil excusas para no hacerlo o finalmente te dicen de frente que prefieren una muchacha joven, soltera y sin hijitos, que generalmente son las que recién han llegado del campo.

Hasta por tener wawas la discriminan a una, no toman en cuenta que si buscamos empleo, no es por gusto si no por necesidad.

Si es tanto el tiempo que pasamos en nuestro trabajo, nos es muy difícil encargarnos de nuestros hogares, sobre todo de nuestros hijos cuando son pequeñitos. Generalmente no nos dejan llevarlos a las casas donde trabajamos, porque a nuestros jefes les molesta el ruido y por eso estamos obligadas a dejarlos en la casa, bajo el cuidado de sus hermanos mayores, si los tienen, si no con alguna vecina, bajo el riesgo de que algo pueda pasarles.

Por eso como trabajadora del hogar y madre, yo pediría a todos los empleadores que sean un poco más considerados con nosotras, que nos tengan paciencia y que tomen en cuenta que además de cuidar sus hogares, también tenemos hogares propios, en los que también nos necesitan y a los que no podemos dedicarles todo el tiempo que quisiéramos porque tenemos que llevar el pan del día con nuestro trabajo.

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