Por María
Pacosillo
El Presidente,
Militares, Policías y otras autoridades, demuestran claramente que no tienen
voluntad para encontrar justicia para las mujeres que sufren violencia. Se ha
convertido en parte de la cotidianidad ver en
las noticias a mujeres que han
sido agredidas o mujeres que terminaron muertas a manos de sus parejas.
Claro que hay otro
tipo de asesinatos, causados por gente desconocida, pero es alarmante saber el porcentaje
de muertes de esposas, novias o concubinas, esto de acuerdo a la ley se
tipifica como feminicidio y su castigo es treinta años de cárcel sin derecho a
indulto.
Los abusos también
ocurren en el área rural, en nuestras comunidades también hay violencia, a
pesar de que han promulgado una ley que supuestamente protege a las mujeres,
ley que no sirve para que los hombres entiendan que no pueden tratarnos como
una posesión, como si fuéramos de su propiedad.
En el noviazgo, algunos
hombres actúan frente a la mujer que quieren conquistar, se muestran buenas
personas, tranquilos, ofrecen el cielo y las estrellas para someter a la mujer que
quieren a su lado. Pero cuando nosotras no caemos en ello, o nos damos cuenta y
no nos sometemos, descubrimos a la persona real que existe detrás de la máscara.
Son muchas situaciones
como esta, que terminan en tragedias. La muerte de tantas mujeres día con día
nos lo demuestra. Y lo peor, es que el mínimo de todos los casos de
feminicidio, hallan respuesta. La mayoría, cientos de asesinos, quedan impunes,
libres, después de haber terminado con la vida de una mujer y con la vida de su
familia; porque no solo se le da fin a una vida, si no que con la muerte de
ella, comienza el dolor, la angustia y el deseo de justicia de todo su entorno.
Es muy reprochable
que jueces, fiscales, abogados y abogadas no se pongan como objetivo el
terminar con la muerte de las mujeres, castigando a sus asesinos como dice la
ley. Esa no es prioridad, si fuera así, como dice la policía e incluso el
presidente, que se jacta de que ahora si existe una ley de protección para las
mujeres y que se destinaron recursos para el auxilio de tantas que piden ayuda;
los culpables estarían en la cárcel, no habría familias llorando por justicia,
no existirían niños o niñas huérfanas.
Todos y todas debemos
reclamar que se cumpla la ley, que no sean solo palabras, debemos exigir
justicia porque mañana puede ser tu hermana, tu mamá, tu hija, tu amiga,
cualquiera de nosotras o puedes ser tú.
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