Por
Yola Mamani
Las mujeres y hombres
migrantes bolivianos, van al extranjero para trabajar en situación de
explotación, de servidumbre. Así como ocurre acá en nuestro país con la
migración interna, donde la gente del campo llega a las ciudades a trabajar en
diferentes rubros y muchas veces está expuesta en trabajos sumamente peligrosos.
Por ejemplo, ayudantía de cocina, albañilería, trabajo asalariado del hogar y
otros, son empleos en los que hay riesgo y además los salarios son míseros y la
gente está sometida a la explotación, creo
que pasa igual con las y los migrantes que se van al extranjero.
Las personas que
salen del país van a realizar trabajos manuales, porque no tienen un cartón
para demostrar que tienen conocimientos y suficiente capacidad para
desenvolverse en distintos oficios. La mayor parte de las veces el cartón o
título no tiene valor en otro país, por más que hayas hecho un sacrificio para
estudiar, para obtener tu licenciatura, eso no se valora. Los y las bolivianas se
van de aquí para hacer trabajo del hogar, cuidado de ancianos o ancianas, de niños
y niñas, limpieza; muchas veces se van a pastorear ganado al otro país.
La gente de nuestro
país no va a trabajar en oficinas, de
eso estoy convencida, porque al conocer Alemania hemos visto a nuestra gente, bolivianas y
otras mujeres y hombres latinos, tener que reunirse u organizarse en la
clandestinidad, ahí están en calidad de alojados y alojadas, no pueden ni
siquiera respirar tranquilas, ni caminar por las calles de la ciudad, pues hay
un temor a los agentes de migración, que empeora si no tienen documentos.
Mientras tanto acá,
en nuestro país, todo es al contrario. Aquí al extranjero se le da mayores
oportunidades, aunque apenas haya egresado de una carrera, a ellos y ellas no
se les pide experiencia de 3 a 5 años. Hasta la policía es más condescendiente,
por ejemplo un extranjero del país que sea, eso no importa, se emborracha como
si nada, lo vi en los Yungas y Sorata, cuando un grupo de ellos estaban ebrios
y se portaron de manera agresiva y prepotente con la gente del lugar, la
policía estaba en frente y no hacía nada. Para las y los extranjeros hay
vivienda segura, porque para ellas y ellos los precios de alquileres no son
altos. Además rara vez se da una relación horizontal con quienes hemos nacido
en este país, no comparten como los y las migrantes bolivianas o
latinoamericanos.
Durante los seis años
del programa, nos han buscado cualquier cantidad de personas extranjeras para entrevistarnos para su tesis acerca
del trabajo asalariado del hogar, eso ha hecho que les pregunte siempre ¿acaso
en tu país no hay problemas? Como si no
hubiera nada que estudiar o resolver allí y vienen a vernos como objeto de
estudio. Nadie me dio una respuesta negativa.
Yo pienso que Bolivia
es pues un paraíso para quienes vienen afuera. Realmente acá se les recibe con los
brazos abiertos y mucho cariño, así como lo hacen con nosotras algunas
comunarias y comunarios del área rural, cuando visitamos algún pueblo para
hacer nuestras notas para la radio. Lástima que no sea lo mismo para quienes se
ven obligados y obligadas a ir a otros países.
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