martes, 20 de julio de 2010

JÓVENES Y CONSUMO DE ALCOHOL

Por Mireya Quispe

Los jóvenes, chicos y chicas, en muchos pueblos de nuestro país comienzan a tomar desde muy temprana edad, incluso desde los 12 y 13 años. Esto depende de las amistades que tengan.

Esto es muy lamentable, porque eso los puede llevar al alcoholismo. Mucho tiene que ver la relación con los padres, porque algunos descuidan el seguimiento necesario de los hijos. En el pueblo, cuando las chicas y los chicos regresan del colegio, por ejemplo, nadie les dice nada, ni siquiera cómo te fue en las clases.

La preocupación es que salgan de una vez a pastear las ovejas, que lleven al ganado a tomar agua o que trabajen en la chacra. Entonces los jóvenes se sienten desamparados y por eso inician malas amistades.


Entre los jóvenes que consumen alcohol se pueden encontrar situaciones muy delicadas, como la soledad, el no tener apoyo adecuado de la familia, el que sus padres no se lleven bien o la partida de un ser querido, eso también influye.

Uno piensa que con el alcohol va a poder olvidar; sin embargo, no es así. Pero cuando los jóvenes ya han comenzado a tomar existe la posibilidad de que cada vez sea más difícil dejar la bebida.

A muchos papás y mamás en el campo les preocupa que sus hijos tomen. Pero al mismo tiempo ellos también toman. Y hay veces en que les reclaman y les pegan estando borrachos.

En las fiestas de pueblo, hay mucha gente adulta que le ofrece trago a los jóvenes, especialmente cuando son tímidos y no quieren bailar. Supuestamente eso es para que se alegren y pierdan el miedo. No es que les obliguen, pero les enseñan a tomar.

Eso pasa en los prestes, en las entradas folklóricas, en las fiestas patrias, cuando salen bachilleres, cuando se van al cuartel, cuando regresan y los festejan. Cualquier motivo es bueno para “servirse”.

Entonces, cómo vamos a poder salir de ese consumo exagerado de alcohol que arrastra nuestros jóvenes y que puede convertirse en adicción.

En las ciudades, la Policía y al Alcaldía anda detrás de los jóvenes que consumen alcohol en los bares o en las calles, pero en muchos casos lo que hacen es chantajearlos, sacarles plata, golpearlos o detenerlos. Así no se va a evitar que los jóvenes tomen. En los pueblos en cambio, las autoridades toman igual que el resto de la gente cuando hay fiesta.

Como personas mayores deberíamos ser un ejemplo, no se trata de prohibir el consumo de alcohol ni de perseguir a los jóvenes. Más bien dialogar con ellos y hacerles ver que el exceso les hace daño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario