martes, 25 de febrero de 2014

TENER VIVIENDA SIGUE SIENDO UN SUEÑO



Por Victoria Mamani

El Programa de Vivienda Social que el gobierno implementó, les ha servido más a algunos vivillos que aprovechan para estafar, ya que muchos han accedido al beneficio siendo dueños de otras propiedades. Otra gente también accedió a este programa para después vender más cara la vivienda. Por ejemplo hay viviendas en la Zona Mercenario de la ciudad de El Alto, que hace más de 3 años están deshabitadas, otras a medio construir.

Con ello podemos darnos cuenta que la gente que ha adquirido estas viviendas, no tiene necesidad de vivir en ellas y por eso las dejan en el abandono.

Cuando Vladimir Sánchez asumió su cargo como Ministro de Obras Públicas, Servicios y Vivienda en enero de 2012, dijo que en Bolivia hay un millón de personas que no tienen  una vivienda adecuada. Esto es cierto, en los últimos años se ha vuelto una misión imposible adquirir un terreno y peor una vivienda.

Por esta razón el gobierno empezó  a construir viviendas en áreas rurales para quienes no las tienen o hace préstamos para mejorar las viviendas habitadas por las comunarías y comunarios, con el objetivo  de mejorar las condiciones de vida de la población.

Pero esto no beneficia a toda la gente en las comunidades, por ejemplo en mi pueblo Lupalaya, en provincia Manco Kapac, aproximadamente a dos horas de viaje desde la ciudad de La Paz, se construyeron solo dos viviendas, el resto de las y los habitantes se quedó sin este beneficio porque no tenían la documentación correspondiente o porque ya eran de la tercera edad.

Este proyecto también facilita el préstamo de dinero en el área urbana, para refaccionar  o construir viviendas con un interés bajo.

Lo que más me sorprendió fue que al visitar las oficinas del Ministerio de Vivienda, ubicado en la zona de Sopocachi, para poder acceder al préstamo, te piden un montón de requisitos, entre ellos: la boleta de pago, aportes a la AFP, la documentación del terreno o casa donde habitas, una lógica muy parecida a la de los bancos privados. Las beneficiarias  tienen que demostrar el salario que ganan, si es alto, esto puede ser suficiente para pagar las cuotas.

¿Pero qué pasa con la gente pobre? Con esos requisitos obviamente sigue estando limitada para poder adquirir un préstamo.

Pero eso no es lo peor, sino que también piden como requisito indispensable, que la persona que desee el préstamo, sea casada con hijos, viuda o madre soltera.

Con la esperanza de poder contar con una vivienda, me fui hasta el Ministerio de Vivienda para adquirir el préstamo, pero fue grande mi sorpresa cuando me dijeron que no podía. Me atendió un funcionario encargado de obras públicas, cuando le pregunté a cerca de los requisitos, lo primero que él me preguntó fue si era casada o soltera, yo respondí soltera, el funcionario sonriendo burlescamente, dijo que los prestamos no eran para las solteras, “solo es para las que tienen familia” dijo textualmente. Le pregunté si ese no era un acto de discriminación y respondió: “puede ser, pero es para los que tienen familia, no para las solteras y solteros”.

A mí me parece que si se trata de discriminación, porque todos y todas deberíamos tener derecho a este beneficio. Muchas trabajadoras del hogar soñamos con una vivienda, algunas adquieren un lote, pero no pueden construir  una vivienda por falta de recursos económicos y se quedaron solas por apoyar a sus familias y por ello no podrán ser beneficiarias del proyecto. Eso es discriminación desde el Estado.

Las mujeres solas también somos parte de este Estado, ¿por qué no darnos la oportunidad de contar con una vivienda? Ese sería el único respaldo para el futuro de algunas. Lo que conversamos con las compañeras en los sindicatos, es que no queremos que nos regalen una casa, lo que queremos es que se nos permita tener acceso a este beneficio que no debería discriminar a nadie. 

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