lunes, 23 de mayo de 2011

27 DE MAYO, DÍA DE LA MADRE

Por Martha Huallpa

El 27 de mayo es el día de la Madre. Ésta es una fecha que se celebra en diferentes pueblos y ciudades de Bolivia, recordando que en 1812, un grupo de mujeres luchó en la colina de la Coronilla en Cochabamba, para defender la patria de los españoles y así conseguir que el pueblo sea libre.

En muchos colegios esta fecha es recordada y festejada como si fuera un día patrio. Por ejemplo, en mi pueblo, en el colegio, cada 27 de mayo festejábamos a nuestras mamás; cada curso se dedicaba a cocinar por las mañanas, para que a mediodía las mamás disfruten del almuerzo en nuestra compañía y no sólo eso, sino que también bailábamos con ellas y algunos compañeros les obsequiaban un regalo sencillo, como una bolsa de galletas o dulces.

Las y los profesores nos enseñaban poesías en aymara, que hablan sobre las mujeres valerosas que el 27 de mayo de 1812 lucharon por nuestra libertad e independencia.

En la ciudad, ese día, las y los estudiantes llevan a sus madres a sus escuelas y, durante un par de horas, les brindan algunas tiernas canciones, poesías y bailan para ellas danzas típicas de Bolivia y otros que se han puesto de moda, todo con mucha alegría.

Mientras, en las calles, cerca de los mercados, en pleno centro de la ciudad y en los centros educativos, abundan los puestos de venta de flores, tarjetas de felicitaciones y algunos regalitos que se puede adquirir a bajo costo.

Para mí es un día de homenaje a las mamás por el sacrificio que hacen por sus hijos, por demostrarles cariño, por darles alimentación, por vestirlos y, más que todo, por entregarles sus vidas.

Pero un día de celebración no basta para demostrar el agradecimiento que deberíamos tenerle a nuestras mamás, pues en la mayoría de los casos, las mamás dejan su vida en segundo plano y ponen antes el bienestar de sus hijos e hijas, incluso pasando sobre su propia persona. Claro que las madres que no lo hagan, no deben sentirse culpables, pues antes de ser madres somos mujeres y deben respetarnos como tales.

Yo trato de que mi mamá se sienta lo mejor posible en esta fecha. Por mi trabajo no la puedo visitar tan seguido como quisiera, ya que ella está en Santiago de Llallagua, y seguro que otras emigrantes del campo tampoco pueden hacerlo, ya que nos hemos visto obligadas a venir a trabajar a la ciudad.

Debemos disfrutar de la compañía de nuestras mamás mientras estén con nosotras. El amor y las muestras de gratitud no sólo deberían ser para una fecha, sino todo el tiempo, pues ellas nos dan amor toda su vida.

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