martes, 21 de diciembre de 2010

LAS FIESTAS DE FIN DE AÑO

Por Victoria Mamani

En estos días de fin de año, como siempre, hay mucho movimiento de gente que saca a la venta productos a propósito de la navidad y el año nuevo. Las calles han sido ocupadas por vendedoras y vendedores “ambulantes”, aunque no todos son ambulantes; por el contrario, muchos son comerciantes que tienen puestos en diferentes mercados, galerías y ferias.

Estas mujeres y hombres cambian su mercadería de acuerdo a la ocasión o a la fiesta. Muchos contratan otras mujeres y varones jóvenes, incluso niños y niñas, para que ofrezcan los productos en las puertas de las galerías, en los puestos de los mercados, pero les pagan muy poco por día trabajado, a veces ni siquiera les da un buen almuerzo o un vaso de refresco, aunque, en especial los niños y niñas, se deshidratan de tanto gritar. Hay una ley que protege a niños, niñas y adolecentes de la explotación laboral, pero a muchos comerciantes esto no les importa. Lo mismo pasa con las mujeres y varones jóvenes cuyo ingreso depende por el producto vendido, lo que puede sumar al mes unos 400 bolivianos, que ni siquiera alcanza para sus gastos, al margen de que es un monto inferior al salario mínimo nacional que todas y todos los trabajadores deberían, al menos, percibir.

También vemos que otro tanto de comerciantes se instalan, con toda su familia, en diferentes lugares del Parque Urbano Central para vender productos navideños, pese a la prohibición de las autoridades municipales. Ellos obligan a las autoridades a ceder el espacio con huelgas y marchas, para sacar provecho durante las fiestas de fin de año.

Lo lamentable es que estas vendedoras y vendedores ocasionan destrozos en el parque, además de toda la basura acumulada al terminar la feria. Lo mismo hacen quienes preparan comida y echan a la calle toda clase de desperdicios, dañando el medio ambiente y dejando fuentes de contaminación que incluso puede afectar a sus propios hijos e hijas.

Ojalá los dirigentes de las y los comerciantes puedan controlar a sus bases: que no boten basura, que cuiden las plantas y así como consiguen el lugar con marchas y huelgas, también tienen que ser responsables y cuidar las aéreas verdes que son el pulmón de la ciudad.

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