lunes, 23 de febrero de 2015

LO QUE DEJA EL CARNAVAL


Por María Pacosillo         

El carnaval es una fiesta esperada en muchos lugares del mundo. En nuestro país ocurre lo propio, hay muchísima propaganda en torno a esta fiesta que genera grandes ingresos para las ciudades más visitadas, por ejemplo Oruro, capital a la que llegan cientos de turistas.

Además de la fastuosidad del carnaval, también se destaca, lamentablemente, el desorden. Cada año se recogen toneladas de basura generada por los visitantes, pero nadie dice nada. El Ministerio de Comunicación, este año sacó un spot que se veía muy poco en los canales de televisión, hablaba respecto a poner la basura en su lugar, no jugar con agua, había otro que pedía cuidarse para evitar enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados.

 Pero ninguna de estas campañas fueron lo suficientemente efectivas, pues como cada año los excesos eran evidentes, gente borracha que peleaba en las calles, accidentes de tránsito en los que los choferes también estaban borrachos y el derroche de agua ni que decir. Al parecer nadie se toma en serio que cuando alguien conduce ebrio puede matar a otras personas; o que el agua que tenemos ahora y que desperdiciamos a nuestras anchas, un día  no muy lejano se va a terminar, no es solo una cuestión de un lema de campaña, porque muchos pensarán que no es cierto, o no les importará porque ya no estarán vivos o vivas, pero no se han puesto a pensar que la vida de sus hijos, hijas o nietos y nietas y que la viada total del planeta depende de cuidar el agua.

 Aparentemente las autoridades también se toman esto como un chiste, porque se conforman con pagar unos minutos de espacio en algún canal de televisión, en lugar de armar sus famosos “operativos conjuntos” y controlar que no se desperdicie el agua, que los borrachos no conduzcan ni golpeen a su esposa o a su novia en la calle, que no se cometan violaciones contra las mujeres y tantos otros delitos para los que piensan que solo basta colgar un afiche con un mensaje en la pared.   

Y si hablamos de la campaña en contra de los embarazos no deseados y las enfermedades de trasmisión sexual, acaso es cuestión de decir “cuídate” o de repartir condones? No sería mejor brindar información seria a la ciudadanía? Pero no en talleres que se hacen una vez al año, sino dar esta información en las escuelas, implantando como materia educación sexual, que es tan necesaria, porque a nosotras en el colegio no nos han enseñado ni siquiera a conocer nuestro cuerpo.  

Ojala para el próximo año se trabajen seriamente en estos temas, porque son importantes, mucho más que transmitir la imagen del presidente o del vicepresidente bailando morenada. 

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