lunes, 26 de octubre de 2015

LA CALLE “HOGAR DE LOS QUE NO TIENEN”



Por Arminda Gómez

Los indigentes hacen de la calle su hogar, estas personas son adultas, jóvenes, adolescentes, niñas y niños que han terminado en las calle por diferentes motivos y circunstancias.

Con frecuencia se reúnen en la Plaza Bicentenario, sobre todo por las noches, hay grupos de jovencitos que están jugando futsal, acompañados de sus mascotas fieles. Algunos causan temor por su aspecto y porque  a veces parece que están en otro mundo.

Se juntan de noche y a veces se acercan a la gente a pedir unas monedas, alguna vez, uno que otro se pone un poco agresivo cuando alguien no quiere regalarle. Ahí en la plaza se encuentran para jugar un rato, distraerse y para poder buscar un lugar donde pasar la noche y protegerse como puedan del frio intenso. 
Yo soy mamá y me duele ver a esos niños, niñas y jóvenes, pero también siento indignación, porque si se les hubiera dado la oportunidad, esas personas seguramente serían muy productivas en nuestra sociedad. Pero somos indiferentes, todos y todas pasamos por lado de ellos y ellas sin ni siquiera verles.

Recurren a la clefa para mitigar el hambre, el cansancio, el frio, el dolor. Tienen suerte si encuentran un cajero automático vacío, porque allí se acomodan, doblándose en dos, o entre dos o más, para tratar de calentarse.  

A caso alguna vez nos preguntamos al verles si reciben atención medica? O si alguna vez recibieron la atención que se necesita para dejar una adicción y reincorporarse en la sociedad como una persona con todos los derechos, e incluso obligaciones que tenemos los ciudadanos y ciudadanas de nuestro país? A caso alguien se preocupa en serio por el vivir bien de estas personas que sienten igual que todos y todas?  

Los y las indigentes no solo necesitan ser acogidos en el inverno en un albergue transitorio. Necesitan especialistas que trabajen con ellos y ellas para reencaminar sus vidas, porque si están en esas condiciones no es por gusto, sino porque la situación económica, social, etc., les ha llevado al lugar donde se encuentran. Las autoridades no deberían verlos como un simple problema que se deja a la deriva, sino como personas que están en una situación de vulnerabilidad y que por tanto, necesitan ser atendidas, por el municipio y por el Estado, porque no deberían haber ciudadanos ni ciudadanas de primera o segunda, todos y todas hemos nacido en este país, en el que sus gobernantes tienen que cumplir obligaciones de manera igualitaria.

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